martes, 17 de septiembre de 2019

Madre mía,... pero si ya son 35 años

Ahora que por fin hemos salido del túnel negro en el que estábamos, creo que me va apeteciendo más escribir sobre el día a día.
Veo la luz del final del verano, los días que se acortan, y me doy cuenta de que de repente ya no es agosto, que ha llegado septiembre y el cumpleaños de Rano y el mío están a la vuelta de la esquina.
Pero no es solo que se me haya echado la fecha encima, es que ni siquiera me había dado cuenta de que iba a cumplir 35 años. Hace unos meses me pilló por sorpresa... si la gente de mi edad empezaba a cumplirlos, ¿cuántos años tenía yo? 
Es curioso que haya pasado un año entero sin acostumbrarme a que tenía 34 años. Es un número que no es nada, no tiene ninguna connotación especial. Ha sido un año muy difícil, una carrera de fondo, de perder la esperanza, recuperarla y volverla a perder. 
Como todo, ha llegado a su fin sin apenas avisar, despacito, como el que no quiere la cosa. A un largo invierno le sucedió la Navidad, luego el cambio de trabajo, los resfriados, las anginas, las citas, la gran esperanza, la gran decepción, y con un cambio de medicación al empezar la primavera, el principio de la normalidad.
Ahora tenemos un huerto, en propiedad, con una caseta, abejas, con columpios casi terminados, sin estanque.
He cumplido mi sueño de tener un árbol tan grande como los de La Granja de Segovia en mi propio jardín. Podemos bañarnos en un lago al lado, al que se llega caminando en unos pocos minutos.
Desde luego la vida ya no va a volver a la rutina de como era antes, ¿pero qué más da? Estamos en una nueva etapa, más casera, pero podemos volver a hacer planes y desconectar de vez en cuando.
He aprendido muchas cosas en este año. He aprendido a soltar, a quitar importancia, a delegar, a dejar que los demás resuelvan lo que no me toca a mí. Me he quitado nudos del corazón y he aprendido a valorar más a los que han estado cerca e intentar que me importen menos los que no.
Me quedo con lo bueno y espero que no vuelva lo malo, o por lo menos que nos dé un respiro.
Y estoy orgullosa de cumplir años, porque significa lo mucho que he vivido y que aún sigo aquí.
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Este año, para celebrarlo, estoy recaudando dinero para la Care-for-Rare Foundation. No hay mejor regalo para uno mismo que el ayudar a los demás. Cualquier ayuda cuenta. Gracias por vuestro apoyo. 
Aquí el enlace directo para las donaciones: https://www.care-for-rare.org/en/spendenportal
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