Hoy es de esos días en los que todo se tuerce, aunque si lo miras bien en el fondo te ha sonreído la suerte y a pesar de que yodo haya ido mal, al final ha salido bien.
Empezamos la mañana en Chiang Mai, al norte de Tailandia, donde hemos visto tigres como si fueran gatos y hemos montado en elefante, nos hemos sacado el curso de masaje con aceite aromático y hemos tirado el primer farolillo.
Allí hemos cogido un tuk-tuk al aeropuerto, después de que intentar coger un taxi con taxímetro a las 7 de la mañana fuera misión imposible.
El vuelo hacía escala en Bangkok tres horas, y luego a Phuket, porque el directo salía casi el doble y total...
En Phuket resulta que has llegado a la Costa del Sol y eres alemán, y no lo sabías. Lo que en el norte un taxi cuesta 150Baht (4€) aquí empieza por 500Baht (siguen siendo 12€) porque el aeropuerto está a sus buenos 30km de la ciudad y el puerto.
El alojamiento lo habíamos cogido en Krabi que dicen que es más tranquilo y está mejor. Que está a 3 horas en bus y el último barco, directo o indirecto, era a las 14:30 no nos lo había dicho nadie. O no lo habíamos leído, claro.
Así que nada, que si un taxi (2500B) es más de lo que nos había costado el avión (1800B), porque tarda tres horas, que los coches de alquiler son mínimo para tres días.... Al final hemos seguido las indicaciones de los carriles y de un señor al autobús y nos hemos conseguido montar en uno que iba a Patong Beach pero que nos han dicho que iba para Phuket.
Ilusos de nosotros, el autobús de turistas (80B) nos ha dejado en un centro comercial y allí hemos tenido que cambiar a uno de los rosas (10 baht) que van abiertos por detrás. El conductor no hablaba inglés pero el chico de los billetes sí y nos ha prometido que nos dejaba en la estación de autobuses.
Con la orientación del Marommo y la ayuda del chico hemos llegado a la estación de autobuses. Pero no a la de donde salen los de Krabi. Así que otro bus rosa hasta la terminal 2, canino hacia atrás, y corriendo a pillar los dos últimos asientos, que no billetes, para el bus de tres horas a Krabi (160B). Todo un lujo, con aire acondicionado y aseo, y con una lluvia del carajo. Nos han dejado hasta subir con los noodles que nos habíamos hecho en el kiosko de la estación.
La mayoría de paradas eran en mitad de la nada, pero al final en la nuestra no sólo era en ciudad, sino que había un conductor de tuk-tuk esperando para negociar llevamos al hostal (75B).
Aún no me creo que estemos aquí, pero ya nos han organizado la excursión para mañana a las 4 islas.
Nos hemos quedado sin ver el festival de las luces esta noche, y una cosa queda clara, para todo en esta vida hay solución con dinero, y la gente en Tailandia ayuda mucho más de lo que se espera.
A lo que no me acostumbro todavía es a la sensación de ser la guiri que no sabe si la están engañando.
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Hace 2 meses
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