Hace ya cuatro años que tenemos a Asche y me he dado cuenta de que ya hay cosas que me parecían negativas de tener perro y ahora me dan igual o me compensa más tenerla de lo que me molestan.
Aquí una lista:
Cosas que ya no me molestan de tener perro:
- El olor a perro.
Cuando cogimos a Asche, una de las primeras cosas que le dije al Marommo es que el olor a perro me disgustaba.
Él dijo que a él no solo no le disgustaba sino que le gustaba, le daba cariño.
Pensé que estaba loco.
Ahora me gusta el olor de mi perra. Porque no es cualquier perro, es la mía y la quiero y me gusta un montón achucharme con ella.
- Recoger mierdas de perro.
Antes me daba bastante asco eso de ir con la bolsita. Y no pensaba en que los perros también vomitan.
Ahora además es que tengo hijos.
- Salir a pasear al perro de dos a tres veces al día.
Antes creía que un perro me quitaría mucho tiempo y eso me agobiaría.
Ahora soy una yonki de salir. Si no salgo dos horas al día a la calle, empiezo a ponerme nerviosa. Aunque cada vez sea más complicado por el resto de la logística, ya no me importa ni siquiera salir a las once de la noche, lloviendo, para que haga el último pipí. En cualquier caso siempre eso es mejor que a las seis de la mañana.
- Los pelos.
Eso en realidad ya no me molestaba tanto. La gata vivió 17 años y yo lo recuerdo mucho peor porque era imposible que no se subiera en todos lados y la cogíamos encima.
- La playa.
No poder ir a la playa tanto rato teniendo perro, echar el día como antes, es lo que peor he llevado. Sin embargo, he aprendido a apreciar los paseos por alrededor y el ir con ella a las playas donde se puede.
Lo que sí me gustaría es que la gente no fuera una guarra y no dé razones para que las playas donde se pueda sean lo peor, hasta tal punto de que sean de bandera roja permanente donde es peligroso hasta acercarse al agua.
Cosas que aún me molestan de tener perro:
- El olor a perro mojado.
¿Te molestan los pedos? ¿Dejarías de tener pareja porque en algún momento se tirará pedos?
Pues con un perro es así. Sabes que cuando se moje olerá mal, pero va en el paquete. Luego se seca y la vida vuelve a la normalidad, pero molestar, molesta.
- Pisar una mierda de perro.
No por tener perro esto deja de molestar. Las mierdas que la gente no recoge de sus perros son lo peor que nos pasa a los dueños de perros, porque nos deja a todos mal y demuestra lo guarra que es la gente.
Eso sí, mi perra aún no caga cristales y ya la hemos tenido que llevar cuatro veces de urgencia por cortes con restos de botellas o jarras de cerveza, así que la gente es guarra tenga o no perro.
- Que me chupe un perro.
Reconozco que con la mía tengo una cierta tolerancia si hay algo de roce, pero sigo sin ver lo de darse besos con el perro o que me chupen en general. Por ahí no paso.
No sé exactamente cómo hubiera sido tener un perro en Madrid, pero desde luego tenerlo en Múnich ha sido muy diferente.
Poder salir al parque y llevarla suelta (no siempre debiendo, hay que reconocerlo), llevarla a restaurantes, al lago, con la bici... Cada vez que vamos de vacaciones encontramos nuevos sitios donde ir con ella y se disfruta también un montón, pero no es igual.
Aquí no tengo que preocuparme tanto de que a la gente le dé miedo, generalmente pasa solo con los niños.
Lo que sí tengo claro es que al principio era de él y ahora somos todos de ella 😃
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Y así era: La vida en un minuto
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