Repostaje en Iberdoex, la típica gasolinera de marca nisu en mitad de Extremadura, atasco en la A-5 (¡qué rica la barbacoa de este mediodía, cómo ha merecido la pena!), intento de atrochar hacia la M-501, ¡un Covirán en Méntrida!, vaya, un Banesto en Aldea del Fresno, una urbanización indicada como Polígono Industrial (y junto a uno, claro),... y así indefinidamente.
Esto es lo que pasa cuando se va uno de fin de semana largo a una boda a Sevilla y se entretiene a la vuelta, que pasan cosas. La verdad que me quedo con buen sabor de boca, porque intentar evadir un atasco, hacer 40 km de más, y llegar a la autovía y que no haya ni un solo coche, no tiene precio :DDD
Eso sí, puede que la vuelta que hayamos dado haya sido más casi que el atasco que nos quedaba, supuestamente otros 20 km totalmente parados, pero el gusanillo de esquivar a todo el mundo y, al menos, no estar todo el rato frenando y acelerando sienta muy bien.
Ahora ya es la hora de irse a la cama y poco más.
Por cierto, la boda muy bien, muchísima comida y todo muy rico, los entrantes non stop, había que elegir con qué mano coger muy bien qué porque si no se corría el peligro de perderse los mejores. El clima muy bien, calorcito pero sin pasarse y brisa de noche, incluso un poco de fresco. Nuestra casa de acogida genial, con 3 dormitorios, piscina, y accesorios varios para prestarnos ante nuestra falta de previsión. Vamos, mejor que un hotel de lujo. Ah, y nuestra segunda familia de acogida también muy bien, eso de llevarnos a comer a un sitio de raciones con cerveza Alhambra y mojitos a la ribera del río frente a la Torre del Oro luce mucho de una ciudad.
Y por fin conozco la Catedral de Triana y dónde está la Macarena. Eso sí, que no me saquen mucho de la Isla de la Cartuja - Isla Mágica - La Alameda, que empiezo a perderme, mi arma.
Ya sólo quedan dos, dos bodas quiero decir, y con el plus de que el fin de semana que viene es el de los cumpleaños. Vamos, que esta semana no como y punto.
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Por cierto, 10 años.
Esto es lo que pasa cuando se va uno de fin de semana largo a una boda a Sevilla y se entretiene a la vuelta, que pasan cosas. La verdad que me quedo con buen sabor de boca, porque intentar evadir un atasco, hacer 40 km de más, y llegar a la autovía y que no haya ni un solo coche, no tiene precio :DDD
Eso sí, puede que la vuelta que hayamos dado haya sido más casi que el atasco que nos quedaba, supuestamente otros 20 km totalmente parados, pero el gusanillo de esquivar a todo el mundo y, al menos, no estar todo el rato frenando y acelerando sienta muy bien.
Ahora ya es la hora de irse a la cama y poco más.
Por cierto, la boda muy bien, muchísima comida y todo muy rico, los entrantes non stop, había que elegir con qué mano coger muy bien qué porque si no se corría el peligro de perderse los mejores. El clima muy bien, calorcito pero sin pasarse y brisa de noche, incluso un poco de fresco. Nuestra casa de acogida genial, con 3 dormitorios, piscina, y accesorios varios para prestarnos ante nuestra falta de previsión. Vamos, mejor que un hotel de lujo. Ah, y nuestra segunda familia de acogida también muy bien, eso de llevarnos a comer a un sitio de raciones con cerveza Alhambra y mojitos a la ribera del río frente a la Torre del Oro luce mucho de una ciudad.
Y por fin conozco la Catedral de Triana y dónde está la Macarena. Eso sí, que no me saquen mucho de la Isla de la Cartuja - Isla Mágica - La Alameda, que empiezo a perderme, mi arma.
Ya sólo quedan dos, dos bodas quiero decir, y con el plus de que el fin de semana que viene es el de los cumpleaños. Vamos, que esta semana no como y punto.
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Por cierto, 10 años.
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