Ya lo decían todos los pronósticos, que Múnich es verano es una ciudad muy bonita, y que cuando llegara el invierno ya nos íbamos a enterar de lo que era tener pocas horas de sol.
Hoy ha sido el primer día que he tenido que encender la luz de la cocina porque literalmente no se veía un pimiento. Bueno, literalmente no, podríamos decir que no se veía el pavo o el tomate.
Por ahora lo llevo bien, la verdad, el fin de semana ha hecho buen tiempo (que siempre se agradece) y hemos podido incluso salir a tomar el solecico y patinar, o al menos intentarlo.
Ahora queda empezar la semana con un tiempo de mierda (otra vez) y preparar los ánimos para pasar el fin de semana en Berlín.
Lo cierto es que a estas alturas creía que tendría mucha más ilusión, pero debe ser el ser lunes y que no tenga mucho trabajo a la vista, o el miedo a que cualquiera de los flecos que tiene salgan mal, que estoy como un sabor agridulce, sin hacerme mucho a la idea de que vamos.
Bueno, tampoco se le puede pedir más, no? ¡Es lunes!
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