Esta foto no es nuestra, pero mola, eh? |
Esta vez fue un poco engañada. Tal vez por culpa mía de no haber leído bien el planning, bien porque no lo ponía o porque no me quise enterar.
El caso es que yo no sabía que el sábado y el domingo íbamos a esquiar. Pensaba que iríamos a hacer wandern o a subir montañas por la nieve, a hacer Langlaufen o a tirarnos directamente en trineo. Que hubiera gente que fuera a esquiar bueno, ¿pero nosotros?
Lo que pasa que ya puestos, pues qué le vas a hacer. Cabaña reservada para dos noches, previsión de subida a otra cabaña más alta todavía con fondue de queso y bajada en trineo, alemanes majísimos que se desviven porque comas de sus salchichas raras, las vistas y ganas de desconectar... ¿quién se puede negar a un poquito de esquí?
Patinar sobre el lago no se podrá, pero caminar parece que sí |
Empezamos haciéndonos a la idea, el viernes por la noche. "Pues cogemos esquí, que al menos alguna vez hemos hecho", "pues fulanito que nos enseñe que dice que no quiere hacer el cabra", y así todo. Al final, llegado el momento de la verdad, el Marommo dijo que snowboard que nunca había hecho, María iba preparada para el snow y yo que no tengo tanta personalidad como parece pues dije que qué coño y que no me iba a quedar sola esquiando, que total, nunca se me ha dado bien tampoco.
Así que así han pasado los dos días, culoboard un rato, de rodillas otro, muchas risas, mucho agobio y al final un buen recuerdo. Hemos tenido el mejor profesor que se podía pedir, con una paciencia infinita y muy buenos consejos.
Eso sí, nunca confiéis en los germanos cuando dicen que se tarda media horita a la cabaña. Siempre para gente fofa y en baja forma como nosotros es el doble, y luego aunque mole arriba te preguntarás cómo has podido volver a picar.
Tomando un bocadillito para no morir de agujetas mientras esperaba |
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