A raíz de la reciente decisión de Alemania de banear los pepinos españoles, y la consecuente exclusión más o menos abierta de otros países europeos, no puedo por menos que recordar la reciente conversación que tuve sobre el tema de los invernaderos con una persona de la industria agrónoma.Contaba cómo se le partía el corazón al ver los arcenes de las carreteras que unen los invernaderos de Almería hasta los topes de cajones tirados de tomatitos cherry, para conseguir que el precio en Madrid se mantenga a 200 €/kg.
Claro, esto me hace suspicaz. No es que no me dé pena la gente que pierde dinero, pero claro, teniendo en cuenta que son las mismas personas capaces de tirar toneladas de comida para garantizar el alza de los precios, pues ya la pena es bastante menor.
Además, hoy he visto una noticia en el periódico que casi me pasa desapercibida:
La FAO advierte del continuo aumento de los precios de los alimentos
Al final está claro que el pato lo pagan los de siempre, los consumidores, y en particular los consumidores con menos dinero.
Y bueno, también está el que aprovecha la coyuntura para hacer una buena exaltación del nacionalismo español. Quién sabe cuándo fue la última vez que muchos de los que se hacen fotos y salen en la tele comió verdura fresca voluntariamente, más allá del tomate y la lechuga.
Mi propuesta para los 200 millones de euros que se dice que se ha perdido en estas semanas con la crisis del pepino, es que no tienen por qué perder la producción. Almería está muy cerca de África, sean generosos y envíen esos excedentes a quien no tiene para comprarlos al precio habitual.
Ah, y por cierto, ¿tanto ganan en unas semanas? Porque no es moco de pavo, desde luego.
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Claro, esto me hace suspicaz. No es que no me dé pena la gente que pierde dinero, pero claro, teniendo en cuenta que son las mismas personas capaces de tirar toneladas de comida para garantizar el alza de los precios, pues ya la pena es bastante menor.
Además, hoy he visto una noticia en el periódico que casi me pasa desapercibida:
La FAO advierte del continuo aumento de los precios de los alimentos
Al final está claro que el pato lo pagan los de siempre, los consumidores, y en particular los consumidores con menos dinero.
Y bueno, también está el que aprovecha la coyuntura para hacer una buena exaltación del nacionalismo español. Quién sabe cuándo fue la última vez que muchos de los que se hacen fotos y salen en la tele comió verdura fresca voluntariamente, más allá del tomate y la lechuga.
Mi propuesta para los 200 millones de euros que se dice que se ha perdido en estas semanas con la crisis del pepino, es que no tienen por qué perder la producción. Almería está muy cerca de África, sean generosos y envíen esos excedentes a quien no tiene para comprarlos al precio habitual.
Ah, y por cierto, ¿tanto ganan en unas semanas? Porque no es moco de pavo, desde luego.
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