martes, 17 de enero de 2012

Pensando en empaquetar

O bien podría llamarse esta entrada Vuelva usted mañana, en honor a Mariano José de Larra, que tan bien retrató la burocracia española allá por el 1833, antes de que Astérix nos demostrara que no sólo en España se cuecen habas, y que a peor podríamos ir.
La era digital la llaman. ¡Ja! Me río yo en la cara del que se atreva a decir que el intenné ha facilitado las cosas. No señor, lo que ha hecho es engañarnos para que creamos que podemos hacer las cosas desde casa y al final que tengamos que ir el último día en persona a resolverlo, y encima pidiendo casi que favores y suplicando para conseguirlo.
Si me hubiera pasado con un único trámite diría "psé, mala suerte, otra vez saldrá bien", pero no. Es con todo. Con el paro, con el padrón, con las cotizaciones, con el fin de contrato... No ha habido una sola cosa que haya podido resolver de una tacada. Unos fallaba el envío por internet, otros ese trámite justamente no se puede hacer on-line, otros pida usted cita. El caso es que una intenta hacerlo bien, no molestar, no generar colas, y al final acaba a las 12 de la noche desesperada y pensando que al final tendrá que ir a vérselas con una buena señora que la atienda y tenga el buen corazón de resolvérselo.
Menos mal que por algún lado tenía que estar la suerte y he encontrado un pisito para el primer mes. Y como buena gente hay en todos lados, hasta me ha dado para rechazar otro que me habían ofrecido en la empresa de una amiga de una amiga. 
En fin, esperemos que esta estampa se repita menos en el país germano. Y si no, pues ya voy bien bien entrenada.

sábado, 14 de enero de 2012

La primera semana

Foto: Tú a Boston y yo a California (en Gibraltar)
El otro día, puede que fuera ayer, me reclamaban un post en condiciones sobre los últimos acontecimientos. Parece que lo hubiera estado evitando, pero tampoco es eso, simplemente a veces es mejor dejar reposar las ideas antes de hablar.
Siempre pensé que el día de mi boda no sería el más feliz de mi vida, y no lo fue, pero siempre será inolvidable.
No hubo pedida tradicional, con hincamiento de rodilla y anillo de prometida o de boda, ni nunca lo quise, y ni siquiera un "Will you marry me?". Antes pensaba que esas cosas ya no se hacían, yo creía que casarse era una cosa que se decidía un día en el sofá, preferiblemente en pijama, y bilateralmente. Luego descubrí que sí se hacían y entré en pánico. Por suerte al parecer es una cosa que se puede elegir, y al final se pareció más a lo primero que a lo segundo. Algunos saben cómo "fue", sólo que no lo saben.
Han sido nueve años muy largos, bueno, todo lo largos que son nueve años, empezando con dos casi? viviendo juntos, o en triple, otros cinco a distancia (unas veces mucha y otras mucha más) y finalmente casi otros dos por fin en la misma ciudad y el mismo piso.
Así que era de esperar que nos casáramos, la cosa era cuándo. Y bueno, llegó Alemania.
No estar casados aquí pase, económicamente interesa casi siempre, pero al fin y al cabo hay cierta tolerancia social al deber de atender o cuidar a un novio. Pero ya fuera... Y si no ahora, ¿cuándo?
Así que una vez decidido empezamos a preguntar en Navidad, en La Línea 10 días, pero no puede ser, en Granada mes y medio pero tampoco, así que tiene que ser en Madrid, donde estés empadronado. Y papeles, ¡muchos papeles!
Y un buen día, el 4 de enero, surgió el tema de Gibraltar. "Allí es rápido", nos dijeron, y allá fuimos. Corriendo a traducir las partidas de nacimiento al inglés, intercambiando documentos en plena cabalgata de Reyes, como espías o narcos, corriendo a escanear y al registro, y finalmente el viernes pasado estuvo todo entregado y listo.
Tocaba sólo elegir la fecha, y así fue. "El lunes está libre, pero es a las 10", bueno, pues que así sea.
Y así estamos, casados un lunes en bilingüe inglés-llanito, muy solemnemente, con la familia justa y dos amigos de testigos.
¿Que cómo me siento? Pues una mentirosa, cada vez que digo marido pienso que estoy mintiendo por no decir Marommo (o novio), y luego me llevo el palo de darme cuenta de que es verdad. Supongo que es lo normal.
Ya a partir de aquí, dios dirá. Bueno, no, nosotros diremos.

viernes, 13 de enero de 2012

Las zapatillas más calentitas del mundo

Todos los años surge algún capricho. Un año es un abrigo, otro unas botas, y este año han sido unas zapatillas con borreguito. El caso es que me acababa de comprar unas zapatillas normales, y resultó que no abrigaban una mierda nada. Y entonces las vi: tan monas, tan abrigaditas, tan... simples!
Así que, a mi pesar, esperé pacientemente a rebajas, y aquí las tengo. Además valen bien con las plantillas nuevas (sí, vengo defectuosa de fábrica, no sólo los ojos, sino también los pies), y espero que sean medianamente impermeables.
Eso sí, que sepáis que lo de los números es una estafa. Mis plantillas dicen que son un 39, las de mujer de pelito ponían el 40 y estas de hombre pone el 41, y todas iguales. Luego quieren que compremos por internet... con este desaguisado hay que ser muy, pero que muy valiente para atreverse.
Ahora que ya tengo vuelo, paro y padrón, sólo me queda buscar casa en Múnich para no dormir el 23 debajo de un puente o en el sofá de algún alma caritativa.
Bueno, eso y los 7 papeles que aún no he solucionado :S

lunes, 9 de enero de 2012

Mi gran boda inglesa

O cómo casarse en cinco días.

miércoles, 4 de enero de 2012