domingo, 26 de julio de 2015

Mimetizándome con el ambiente

Hoy hace un día espectacular, sol pero fresco. Y sí, lo digo porque me estoy volviendo medio alemana. 
Seguramente hace tres vemos hubiera dicho que un tiempo como éste ni es verano ni es ná, con una mínima de 16°C y una máxima de 23° C.
Pero será por la ola de calor o por el embarazo, el caso es que por fin ha regresado, aunque sigue haciendo bueno, y por fin se puede dormir bien y estar en casa en manga corta con las persianas subidas y la puerta de la terraza abierta.
Este fin de semana nos ha tocado bricolaje, no para el cuarto del niño, sino terminar lo que quedaba de la cocina que llevaba meses pendiente. Y es que ya se sabe, lo que no hagas el primer día después de empezar una reforma, no se hace nunca. Pero en este caso por fin nos hemos puesto.
Lo demás ya vendrá, al fin y al cabo creo que ya tenemos cosas de más y no de menos.

viernes, 24 de julio de 2015

Primer día sin nada

Hoy ha empezado un poco a traspiés, después de tanta espera. Mucha paliza esta semana de una oficina a otra, haciendo tartas por la noche y quedando con gente o yendo al cine (qué grandes los Minions, por cierto).
Ha merecido la pena, porque ahora voy a tener mucho tiempo para descansar, pero deja un sabor agridulce volver a empezar otro día como una zombi y que justo sea el primero de la baja.
Bueno, seguro que una siesta abrazadita a Asche lo arregla todo.
Ya he hecho algunas cosas que tenía pendientes de hacer, aunque el principio del día ha sido indistinguible de cualquier otro. Despertarse antes de que suene el despertador por el calor, porque la perra gruñe a la gente que madruga (normal) o simplemente porque sí. Levantarse a las 7:30 am con los ojos pegados deshaciéndote del abrazo peludo. Desayunar, intentar vestirse mientras te dan morrazos para que lo hagas más rápido y salir a la calle para dar el paseo matutino. 
Hasta ahí, como cualquier otro día. Lo bonito ha sido poderme entretener en recoger una receta, acercarme a la farmacia, comprar en la papelería y hablar con la vecina china que se va, sin prisa de tener que llegar al trabajo. 
Del resto de buenas intenciones de hoy no hablo, que luego me pillo la mano.
Creo que no he tenido tanto tiempo a la vista sin tener que ir a la oficina desde que acabé el proyecto fin de carrera, y eso que fueron al final casi cinco meses en total.
Eso sí, tengo que decir que es el verano más largo que estoy viviendo en Alemania. O lo más parecido a un verano. Aplatanamiento extreme pero todo muy bonito. Ya se empieza a poner el césped marrón incluso en algunas zonas, no digo más.