miércoles, 27 de junio de 2012

De las pequeñas cosas alemanas

Los alemanes no friegan el suelo. Directamente. Ni barren. Por no tener no tienen ni recogedores con palo.
Tú vas a una casa alemana y derramas algo, y no puedes decir simplemente "perdón, lo siento, ¿dónde tenéis la fregona?". ¡Nooo! En una casa alemana no hay fregona. A lo más que puedes aspirar es a una mopa que lo guarrea mucho o en el peor de los casos a un trapo un poco gordo con el que tienes que agachar tú mismo a recogerlo. ¿Que cómo no tienen las casas luego con el suelo todo pegajoso de no fregar bien? Pues ni idea, el caso es que debe ser un parquet autolimpiante porque si no no me lo explico.
Pero eso no es lo peor, no. Puede ser que vayas a casa de alguien y se te caiga algo sólido. Entonces, si es que tienen escoba, te pones a recogerlo todo digno y cuando llega el momento de echarlo a la basura preguntas: "¿y el recogedor?" Y ahí es cuando aparece el recogedor de mano. Claro, que ahí entiendes por qué suelen tener sólo el típico juego de cepillo de mano y recogedor, porque ya me dirás tú de qué sirve barrer todo dignamente desde las alturas con tu palo si luego te tienes que agachar igual a meterlo en el recogedor y encima con una pedazo de escoba que lo echa todo fuera. No señor, no tiene sentido.

La verdad que este tema daría para un monólogo digno de Piedrahita, pero yo no tengo tanta gracia y además me van a regañar porque siempre estoy comparando las cosas entre Alemania y España.
Pero es que cuesta mucho acostumbrarse, o me lo tomo con humor o me vuelvo a las faldas de mi madre.
Muchas gracias, ¡y buenas noches!
¿Por qué el palo de la escoba es más largo que el del recogedor? 
¿Qué pasa, que la persona que barre es más alta que la que recoge?

jueves, 21 de junio de 2012

El orgullo de los alemanes

En España hablamos mucho de memoria histórica pero no tenemos ni puta idea.
Ahora pensando en el museo de la BMW he recordado las imágenes que vimos de trabajadores forzados de los campos de concentración (con pijama y todo) en la línea de fabricación de la BMW.
Eso sí que es echarle cojones. Una cosa es decir "hubo culpables, hay que resarcir a los muertos buscando sus fosas comunes" y otra muy distinta tener fotos de lo que hiciste en tu propio museo, en tu propia casa, para que todo el mundo las vea y pueda avergonzarse de ti.
Y eso es muy de aquí. En España estamos siempre con el "hay que perdonar, hay que olvidar", como si por los años fuera menos grave, y ni siquiera sabemos la mitad de lo que pasó en los dos bandos hasta que vemos o leemos un documental trasnochado y nos quedamos asombrados.
En mi caso creo que no hay que olvidar. Perdonar está bien, la gente de ahora no tiene la culpa de lo que hizo la gente de entonces, pero meter los hechos en un cajón y no sacarlos tampoco está bien.
No me imagino lo que debe ser que los americanos hagan películas todo el tiempo de tus miserias, pero viendo cómo se lo toman ellos mismos, imagino que no tan grave como si nos hicieran un Indiana Jones de la época de la Guerra Civil a lo McGyver en el País Vasco.
Ahora con la Eurocopa se siente ese orgullo. Antes de empezar estaban muy gallitos con que nos veríamos en la final, y sin embargo ahora de vernos jugar réguler con Croacia como mucho me vienen uno a uno a hacerme una broma. Y lo mismo con el rescate, se ceban pero muchísimo menos de lo que me esperaba, supongo que porque saben que si no nos venden más coches no habrá esta vez ayuda gratis que los saque adelante.

martes, 12 de junio de 2012

Montando la casa, poco a poco

Parece que no se va a acabar nunca, pero supongo que como todo pasará.
Hace unos días que no escribo, vamos, desde que volvimos del viaje, y la verdad que es porque no hemos parado. Creo que me he recorrido el camino al OBI más veces que a ningún Leroy Merlín de España, y en total llevamos 3 Baumärkte diferentes en lo que va de junio, sin contar con el IKEA y el falso Carrefour ese que los germanos llaman Real.
Ya tenemos casi de todo, y hasta cosas en el trastero. Que si medio mueble de la cocina que cortamos, que si una barra de las cortinas que nos dieron, que si... vamos, se va a llenar de quesis.
Pero es bonito. Creo que un par de visitas más a tiendas de bricolaje y nos cuesta el divorcio, pero para lo que podría ser no lo llevamos demasiado mal.
También hace ilusión por una vez amueblar algo tú, no tener que intentar hacer apaños con muebles de la época del Cuéntame o tener tan justo el espacio que todo lo que te gusta no cabe.
Siempre está ese sabor agridulce de saber que es provisional, que por mucho que dure el piso no es tuyo y tarde o temprano te tendrás que mudar. Esta vez hemos tenido mucha suerte y la mayoría lo ha pagado mi empresa, pero quién sabe cómo será la próxima.

Así que mientras tanto habrá que disfrutarlo. Y ahora mientras estemos tres (o cuatro) más.