viernes, 15 de julio de 2016

Cuando los dibujos animados tenían malos

Hoy, a raíz de este artículo sobre tener como meta solamente criar a unos hijos felices, me he puesto a reflexionar y es verdad que el mundo de los niños está más edulcorado que antes.
Está claro que mi experiencia en esto de ser madre es reducida, así que aún no tengo una gran visión del tema, pero sí que es cierto que hay una cierta sobreprotección sobre la realidad a la que se enfrentan los niños de ahora.
No digo ya remontarnos a los cuentos de los hermanos Grimm, que entonces nos da un síncope, pero simplemente me ha dado por pensar en los dibujitos de antes y estaban el Coyote y el Correcaminos (uno quería matar al otro), Tom y Jerry (uno se quería comer al otro), los Pitufos (con el malo de Gargamel) o los mismos buenazos de los Gnomos (con sus trolls). En todos había un malo.
La última vez que estuve en España estuvimos viendo "¿Quién engañó a Roger Rabbit?" y flipé de que la categorización fuera apta para todos los públicos. Es verdad que la historia de chica nunca la entendí, pero sí que hay bastante connotación sexual y violencia, hay armas (de verdad) y muertes más o menos explícitas. 
Ahora pienso en Peppa Pig, La Doctora Juguetes, Pocoyó. Masha y el Oso... ¿hay algún muñeco no rosa y malo en la Doctora Juguetes? 
Creo que no. Tampoco en los demás.
No sé si es algo relacionado con la edad, porque en Bob Esponja ya empieza a estar el Calamardo que es un poco cabrón, y en Phineas y Ferb por fin hay un malo. A lo mejor ahora hay tantos tantos dibujos que da para que cada uno vaya añadiendo elementos a la historia, pero es cierto que hay un entorno en el que todo el mundo es bueno y todo el mundo vale, y puede, y es feliz.
Y no sé si es malo ni bueno que sea así, ya lo iré viendo, pero al menos merece una reflexión.