miércoles, 29 de febrero de 2012

El tercer edredón

Hoy he ido a buscar el tercer edredón que he comprado en mi vida y que seguramente también abandonaré.
Es curioso cómo conforme pasa el tiempo cada vez me da más igual la calidad y la elección de las cosas. No es que me mude de un sitio a otro como un pajarillo, que mis buenas maletas tengo y fe de ello puede dar el Marommo con nuestra venida a Múnich, pero el caso es que al final ya sólo busco que sean cosas baratas, no demasiado y malas y, sobre todo, prescindibles.
Recuerdo que a mi llegada a Aachen todo fue del LIDL. Como el día que llegué no había edredones, me apañé con una manta, y como no había sartenes pues con una cacerola buenísima de fundición, que allí está cogiendo polvo en la cocina de mis padres en Graná.
En Madrid más de lo mismo, la última ya la sabéis. Básicamente heredé todo lo heredable del piso de Lope de Haro (¡gracias otra vez!), incluidos los cubos de basura, la jarra del agua y ese hule de frutas que tanto os encanta.
Y ahora, pues otra vez más. En lo que llevo aquí mañana será mi segunda mudanza. Bueno, técnicamente la primera si contamos con que lo otro fue venirme de España, pero vamos, lo que viene siendo mover todas mis pertenencias más cercanas de un sitio a otro.
Espero que al menos mis futuros compañeros sean tan majos como me parecieron y no me arrepienta el sábado de haberle cedido a la Andreonci a Edurne y al Andi.
Bueno, disfrutad de la primavera, que creo que va a pasar a visitarnos un par de días ;)

viernes, 24 de febrero de 2012

Las latas de atún

A veces me pregunto si la torpeza es una cosa innata, o realmente se podría mejorar si le pusiéramos un poco de empeño.
En mi caso quiero creer que es innato, porque si no la verdad es que no tendría perdón de dios que me sigan pasando las cosas que me pasan.
Mi momento más memorable fue el de las latas de atún. Estaba yo con mi familia política masculina, uséase, mi cuñado, el Marommo y un amigo, haciendo la compra en un hipermercado, cuando fui a coger un par de latas de  atún. Así parece una cosa inofensiva, pero no. Cuando uno es torpe pasan cosas. Y pasó que cuando fui a coger la segunda, se me cayó otra del montón. Y cuando puse esa se cayó otra. vamos, que cada vez que cogía una se caían una o dos más, muy a lo Mr. Bean. No sabría decir cuánto tiempo duró, pero ya os digo que más de lo que razonablemente una persona normal tardaría en recuperar el equilibrio y más de lo que se tarda en pasar de sonreír a tener la risa floja y a pasar a decidir no ayudar para ver con gran expectación cuánto tiempo es capaz de durar la cosa.
El caso es que era la primera vez que conocía a uno de los presentes, y creo que nunca conseguiré que me vea de otro modo, cosas del directo. Unas veces mi primera impresión es mala porque me paso de borde (o de homófoba), y otras es mala de ridícula

¿Y que a qué viene esto? Pues nada, que me estaba haciendo un té y se me ha caído el cacharro de la sacarina dentro. Y no sé cómo, mojada una, mojadas todas las putas pastillitas.
¿Que qué hacía yo tomando sacarina y no azúcar como las personas normales? Pues eso, el gilipollas claramente.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Cogiéndole cariño

No sé cuál es el punto de inflexión en el que empiezas a cogerle cariño a una ciudad como si fuera tuya. No sé si es cuando paseas y te la conoces mejor de lo que creías, si es cuando te vas de vacaciones y vuelves o si es simplemente cuando ves una foto muy chula y piensas "y yo vivo ahí".
En Madrid tardé mucho en encariñarme. De hecho podría decir que no me fijé en ella hasta que me fui de Erasmus y al volver sentí que volvía a casa. Fue muy raro, porque me di cuenta de que ya no sentía eso por Granada. Incluso que a veces olvidaba decir Graná. Supongo que es como los amores, no puedes tener dos simultáneamente en el corazón.
Y con Múnich pensé que me pasaría igual. Tanto metro, tanta gente, todo tan ajeno. Pero no, dicen que en verano está preciosa y yo la recuerdo muy bonita aquel año que el verano cayó en abril, pero creo que no va a hacer falta que pase tanto tiempo.
Cuando se cae con buena gente y se dispone de tanto tiempo libre, todo viene mejor.
Ya sólo me queda superar lo de las escaleras mecánicas y el tener que dejar pasar un metro de lo lleno que va, y nuestra relación irá como la seda.
Besos desde las Germanias.

sábado, 11 de febrero de 2012

¿La crisis del pepino cuándo?


¿BioOrto? ¿Por dónde queda el bioorto?
El otro día estaba comiéndome una ensalada y me di cuenta de que tanto el tomate como los cogollos de lechuga que estaba partiendo tenían el origen en España.
Deben ser cosas del subconsciente, pero al ir al supermercado me di cuenta de que los megapepinos tan extraños que tienen aquí también tenían el cartelito de "Ursprung: Spanien". Simplemente hasta ahora no le había prestado atención.
Entonces yo me pregunto: ¿y nosotros? ¿Nosotros también comemos nuestra fruta y nuestra verdura? Porque si tuviera que apostar diría que no.
Mi madre siempre dice que la fruta y la verdura buena se la deben comer los franceses y los alemanes, porque a nosotros lo que nos llega es de una calidad bastante regulera. El caso es que estoy harta de ver en Madrid los carteles de "uvas de Chile", "bananas de nosédónde" y tal y tal, y al final tengo la sensación de que parte es verdad, que ya estamos exportando lo bueno y comprando a otros lo mismo pero más barato.
En fin, es la economía de hoy en día, pero claro, yo no veo que los alemanes gasten Hyundai en vez de BMW. No, aquí otra cosa no habrá pero los coches son autóctonos.

domingo, 5 de febrero de 2012

Actividades lúdicas de fin de semana

Cuando algunos sólo podéis pensar en el frío que hace fuera, en quedaros en el sofá calentitos con una manta y una peli, hay un mundo ahí fuera en el que la gente no piensa en eso, sino que sale a la calle a hacer cosas y a aprovechar el "buen día" que hace, porque no está nublado, ni llueve ni nieva. De hecho, incluso cuando pasa eso hay quien sale fuera a disfrutar del fin de semana al aire libre.
Normalmente yo siempre he pertenecido al primer grupo, pero ahora que me he mudado de ciudad, de país y de idioma, ¿por qué no hacerlo también de costumbres? Así que he aceptado la invitación y me he ido a jugar al Eisstockschießen por segunda vez en mi vida. 
La verdad que el entorno es incomparable, creo que sólo por eso merece la pena. Que se hielan las manos, los ñoños y el cuerpo en general, ça va! El caso es pasarlo bien, reírse un rato y no morir en el intento, evitando partirse la crisma cada vez que se cruza de un lado a otro de la pista de juevo.
Aquí la verdad que los días cunden mucho. Con eso de comer pronto y que anochezca pronto, aunque te levantes a las 12 luego a las seis de la tarde te da la sensación de que ha sido un día larguísimo, porque cuando llegan las diez ya llevas cuatro horas de noche y parece que han pasado dos días.
Mañana ya toca empezar a aprender algunas de las cosas que sí voy a tener que hacer, y ya estoy moviendo el tema de la habitación para marzo. Si todo va bien, tranqu@s que habrá una habitación de 20 m² para poder recibir visitas aunque sea en la otra mitad de la cama. Y si no, pues bueno, en Múnich hay albergues muy baratos que estuve yo la primera vez que vine ;)
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Editado: Casualidades de la vida, yo tenía el grupo de Playmobil de bávaros que jugaban al Eisstockschießen cuando era pequeña. ¿Por qué llegó esa serie a Graná? ¡Ni idea!



viernes, 3 de febrero de 2012

La primera semana en München

Por ahora todo va bien. Conseguí hacer todos los papeles necesarios para empezar a vivir en Múnich antes de empezar a trabajar y hasta nos dió para hacer una visita a un grande, aunque el tema de la cuenta en el banco y el móvil se me están resistiendo. Tiene que ver una cosa con otra, pero me sigue maravillando la capacidad de los alemanes para no dejarte ingresar tu dinero en su banco.
Por lo demás, la ciudad muy bonita, me he quedado sin paro, la nieve mola mucho, hace un frío de cojones, he tenido mucha suerte con la habitación, aún no consigo comprar el abono. Ya sabéis, una de cal y una de arena. Según el día se ve el vaso medio lleno o medio vacío, pero en general es muy medio lleno, yo diría que casi lleno. Creo que con lo contenta que estoy con el trabajo y la gente, y con estar aquí, teniendo en cuenta que ahora mismo hacen -16 °C en la calle, habría que decir que el vaso está casi lleno.
Ahora me queda adaptarme un poco a todo, aunque la verdad que el comienzo a sido bueno. Por ahora a mis compañeros lo único que les preocupa es que se suspenda el desayuno de salchichas con cerveza de los viernes, coger la fruta gratis los primeros o echar una partida al futbolín del garaje después de comer, y el curro es descifrar un código antiguo de una gran empresa ferroviaria que escribió un señor hace 20 años y se ha ido de la empresa. ¿Os suena? A mí sí, es como volver al pasado 3 años, pero en alemán y con un pepino de ordenador.

Para los que han ido preguntando, pensaba hacer un repaso de la primera semana la noche que se volviera el Marommo a casa, pero digamos que al final no fue una noche muy tranquila y reposada como para hacer balance. Sería la despedida, las hormonas o lo que queráis, pero el caso es que me vi sola y teniendo que decidir qué piso coger y donde gastarme los próximos equismil euros, y me entró el agobio.
Para resumir diré que no, no tengo piso. Los he rechazado, y de dos en dos. Lo que sí he decidido es dónde/cómo voy a vivir a partir de ahora, que es con gente. Así que los que esperaban que tuviera un cuarto de sobra entre ahora y junio que se quiten las ilusiones.
Y no, no había una foto más pastelosa ;)