viernes, 26 de junio de 2015

Vacaciones de comer y sol

Ya hacía dos viajes que sólo nos acompañaba el mal tiempo. En Navidad no hizo especialmente bueno y en Semana Santa, después de ser la primera sin lluvia, la semana siguiente nos esperó con fresco en Graná y un vientazo (levante) en La Línea digno de un tornado de los del norte.
Así que esta vez, a pesar de tenerlo que calcular con bastante tiempo, el momento nos ha salido bien.
Unos días de calor primaveral en Graná, respetando el embarazo, con muchas tapas y hasta una visita, y un poquito más de calor en La Línea, pero con la opción de piscina y playa.
No volveré a comentar lo poco que vamos aquí a la playa, porque nunca hace suficientemente bueno, pero vaya, esta vez estoy contenta, lo importante era descansar y lo hemos conseguido. Bueno, yo más, que no estoy trabajando.
Ahora un fin de semana tranquilito y el lunes de vuelta a Múnich. Ya sólo me queda un mes de trabajar y luego la baja :)
Exprimiremos lo que queda al máximo y luego... que venga lo que venga.

jueves, 11 de junio de 2015

"Todo lo que era sólido" - Historia de un sueño roto

"Todo lo que era sólido", de Antonio Muñoz Molina
Estoy terminando de leerme el libro de Antonio Muñoz Molina sobre el tiempo en España justo antes y después de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Hoy hablando del Golpe de Estado de 1981 y de la época en que uno se despertaba cada mañana con un atentado de la ETA, casi se me han saltado las lágrimas de camino al trabajo.
La verdad es que en general no va de eso, eso han sido más bien anécdotas.Va de cómo vivimos un espejismo, de que éramos ricos y la riqueza no tenía fin, y cómo nos dimos la ostia y vimos cómo las cosas que dábamos por supuestas se esfumaban. Leer el libro ahora tiene la ventaja de que está escrito con suficiente cercanía a los años de las vacas gordas de 2006 y 2007, pero está escrito igualmente hace un tiempo ya, en 2012, lo que da una perspectiva desde el ahora y hace que se piense... "pobrecitos, lo que les quedaba por ver". En esa época aún pensábamos en GIL y todavía no en Bárcenas. Todavía no se había desmoronado la sanidad pública (tanto) aunque ya estaba empezando la marea verde. El 15-M acababa de pasar y tan siquiera se ha mencionado hasta ahora en el libro.
Ahora que vemos a Ada Colau como posible futura alcaldesa de Barcelona, y no sólo relacionada con la PAH, nos parece más fácil creer que todo aquello era un sinsentido y que obviamente se tenía que derrumbar, pero no es así.
Más o menos me vine a Alemania cuando salió el libro, o al menos ese mismo año. Unos amigos me contaron hace poco que en 2012 les faltamos tres a la boda porque todos habíamos emigrado y no podíamos cogernos las vacaciones alegremente en el nuevo trabajo.
Creo que entonces no hubiera sido capaz de leerme el libro, o tal vez sí. Entonces no sabía que en 2015 al Marommo le seguirían debiendo lo equivalente casi a un sueldo anual desde 2006, a pesar de estar en el juzgado, y que llevaría razón en que la construcción no se iba a recuperar en 5 años sino como poco en 10-15 años. Desde 2009 ya llevamos un tiempo, y ahora es cuando dicen que empiezan a repuntar las hipotecas, entre otras cosas.
Ahora me siento un poco extranjera, el fenómeno de Podemos me ha pillado lejos y empieza a costar hacerme una idea de la actualidad, aunque siga leyendo El País en vez del Süddeutsche Zeitung, como debería.
En el libro se habla mucho por la obsesión por el pasado que se vivía durante la burbuja, el debatir sobre la Guerra Civil. Hoy he leído la noticia sobre que a los judíos sefardíes se les reconocerá la nacionalidad española. Una vez vi un reportaje de cómo algunos de los descendientes acuales de aquellos toledanos del S. XV aún guardan la llave de su casa en Toledo, y cómo tenían intención de usarla para reclamar su propiedad (en el caso de que siga en pie) si alguna vez tenían la oportunidad. La verdad es que no sé si me parece bien o mal que se les reconozca, lo que me parece es antiguo.
Cada vez que hay una catástrofe o un inmigrante tiene un papel destacado (como en el caso de Víctor Muntean), el político de turno se hace una foto con él y le promete la nacionalidad. En algunos casos se cumple, en otros por desgracia no, pero el que se queda al lado, fuera de la foto, se queda siempre sin ella, como cualquiera que llegue nuevo. Con sus problemas, con sus visados, como el médico que trabaja durante la residencia el MIR en España y no se puede quedar a buscar trabajo cobrando el paro cuando la termina como cualquier español. O recibe un buen contrato (hoy en día, en medicina) o elige cobrarlo todo de golpe y no regresar a España en un tiempo o se va sin el dinero a buscar fortuna a otra parte.
No sé si hemos aprendido mucho o poco de la crisis, espero que un poco sí, y no sé si tendré fuerzas alguna vez para volver y jugármela, como se la juegan los que están allí ahora, a salir de la jaula de oro en la que nos hemos metido.
Pero una cosa sí puedo decir, merece la pena leer el libro. Y no lo digo sólo porque cuente cosas de Granada (pocas de ellas son buenas, pero a mí me dan cercanía, claro), sino porque ver un poco el pasado cercano con los ojos de otro también abre un poco los propios. Aunque duela.

lunes, 8 de junio de 2015

Con las vacunas

Este año he tenido contacto con dos casos muy cercanos de gente que ha tenido que ingresar a sus hijos pequeños, de 7 y 21 meses, sin saber exactamente qué les pasaba, si se iban a curar y cuándo. En ninguno de los dos casos había una vacuna que lo hubiera podido prevenir, por desgracia, pero creo poder asegurar que cualquiera de ellos hubiera cambiado cinco minutos de pinchazo y un poco de fiebre como efecto secundario a cambio de la pesadilla de pasar días (o semanas) en el hospital.
El tercero de los casos sí fue una enfermedad para la que hay vacuna, pero el crío era tan pequeño que aún no tenía la edad para poderse vacunar y seguramente se contagió por un niño más mayor portador que no la había desarrollado. Tampoco es un buen trago para nadie.
Ya sé que a nadie le gusta que compare a niños con perros, pero como aún no tengo niños, es lo más que puedo hacer para ponerme en el lugar. Cuando a nuestra perra con tres meses le pusimos las cinco vacunas a la vez para poder sacarla con tranquilidad a la calle (sí, a los perros es normal tenerlos aislados hasta que se pueden vacunar para evitar el contagio), era tan pequeña y le dio tanta fiebre que se meó encima porque no era capaz ni de levantarse de su cama. Nos preocupamos mucho, obviamente, pero lo volvería hacer una y mil veces. Hay tantas cosas estúpidas por las que le podría pasar algo en cualquier momento, como a su hermano por ejemplo, que no me podría permitir la sensación de no haber puesto todo de mi parte para minimizar el riesgo.
Espero que dentro de unos meses pueda corroborar el sentimiento cuando me toque otra vez.
Peluche de anticuerpo de Giant Microbes