miércoles, 18 de septiembre de 2013

Con las manos en la masa

Hay días en los que te sientes maruja y sólo quieres cocinar y cocinar.
Ayer fue uno de esos días, pero el tiempo material no acompañó y sólo pudo ser cocinar la comida, los Kuchen tuvieron que esperar para hoy.
Así que aquí estoy, en plena faena, con la batidora de varillas prestada (¡qué lujo!) y sintiéndome una pequeña Anniehall de la vida. Sin tanto mérito, claro, que el señor del Real ya ha hecho media mezcla por mí, jeje.
Aquí es típico llevar bizcochos al trabajo. Bueno, en general hacer bizcochos en Alemania es una fiebre. Por eso los españoles acabamos soliendo llamarlos a la alemana. Luego la mayoría de la gente los compra, o dice que los ha hecho su mujer en el caso de los ingenieros bávaros (dicen que en Berlín eso estaría mal visto...).
En mi caso no me importa hacerlos. Sé que se me da mal cocinar, o al menos mi despiste me impide que se me de bien, pero lo que cuenta es la intención. Así que para evitar problemas voy a hacer dos y el tercero se lo dejo enteramente al congelador del Edeka, que para algo los comercializan, no?
Creía que no me iba a hacer ilusión celebrar los 29, pero los últimos acontecimientos han hecho que reflexione y piense que por qué esperar a celebrar los 30 o los 40 como un hito, mejor disfrutar de cada vez, que para eso hemos llegado.
Besos a todos y gracias por las felicitaciones.

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