martes, 10 de diciembre de 2019

"Thimbleweed Park", o la vuelta a las aventuras gráficas originales

Este año el Nikolaus me ha traído un regalo muy especial: la aventura gráfica Thimbleweed Park.
Pero no es una aventura gráfica cualquiera, es el producto de Ron Gilbert & Gary Winnick, los creadores de Maniac Mansion y Monkey Island, con sus verbos para las acciones, sus acertijos que te desvelan por la noche y muchos, muchos píxeles.


Todo empezó con una campaña de Kickstarter en 2017, en el 30 aniversario del lanzamiento del Maniac Mansion (1987). No solo consiguió el objetivo sino que lo duplicó y ahora está disponible para muchas plataformas.

La historia comienza con personajes bastante comunes y enseguida sorprende con un par de hermanas disfrazadas de palomas gigantes, para seguir con flash backs de un payaso que no para de soltar tacos, una joven que quiere trabajar de programadora de videojuegos para MMucas Flem o un fantasma.
La dinámica se desarrolla con varios personajes a la vez, se puede ir cambiando de uno a otro al estilo sobre todo del Maniac Mansion o del Day of the Tentacle, aunque no es tan sencillo intercambiar objetos entre ellos y muchos puzzles se pueden hacer con cualquiera de ellos.
Algunos de los personajes son más planos de lo que se podría esperar, aunque es probable que sea precisamente para hacerlos más fiel al personaje de investigadores del FBI, y no todas las bromas tienen tanta gracia como las que se podrían encontrar en sus predecesores, pero también se trata de resolver un crimen en una ciudad fantasma, tétrica, no es un viaje de aventuras, sino que transmite la sensación de estar viviendo dentro de una novela negra.

Muchos personajes resultan familiares, como la planta Chuck o la vieja hechicera que tiene una maldición preparada en cualquier momento.
Los acertijos no son tan difíciles como en otros juegos, aunque a veces la respuesta no será la más obvia o haga falta colaboración, y haga falta dejarlo un rato para tener precisamente esa idea feliz. Incluso tiene la opción de jugar en un modo sencillo llamado "Casual" donde algunas pruebas desaparecen por completo, para los jóvenes de hoy en día que se quejan de que haya que fabricar la tinta de la impresora a partir de tres ingredientes, y no se encuentre ya hecha en un estante. 

Desde luego es un juego que se hace querer, no apto para gente sin tolerancia a la frustración, y con golpes de efecto como solo una aventura gráfica con ese guionista puede dar. Muy recomendable.

Y recordad: "The signals ARE strong tonight"

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