El otro día sonó el teléfono fijo. Hacía tanto que no sonaba que pensé que era algo de la tele.
Viñeta del New Yorker |
Era un chico que vive en Berlín, también de Granada, que había recibido el paquete de mis padres en vez del suyo. SEUR la había liado y puso su etiqueta en mi paquete. Adiós fiambre para Navidad, adiós regalos para Nochebuena.
A pesar de que en las etiquetas de Packlink se cortan los dos primeros dígitos del teléfono, se molestó en buscar el prefijo de Múnich y llamarme para avisarme.
Pusimos cada uno por nuestro lado la reclamación, pero aquí nadie se ha hecho cargo de nada. A mi padre solo le llegaban correos automáticos, a él un aviso de recogida que nunca se cumplió.
Entre medias llegó su paquete también a su casa, y mi padre se acercó a hablar con los suyos en Granada por si lo podían arreglar.
Por suerte todavía queda gente buena en este mundo, y después de diez días, me ha enviado mi paquete, pagándole yo los gastos de envío.
Parece que los Reyes Magos al final sí vendrán cargaditos de juguetes.
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