domingo, 3 de noviembre de 2013

Preparando las vacaciones

http://1.1.1.1/bmi/blog.kuoni.es/wp-content/uploads/TAI-2011-Playa.jpg
Más bien debería llamarse NO preparando las vacaciones, porque la verdad es que creo que es la vez que más perra me he visto para preparar un viaje.
Es cierto que somos muy dejados, sí, el Marommo también, y casi siempre nos compramos los vuelos a última hora (por dios... Navidad! ¡los vuelos! ¡arghhh!) o dejamos el alojamiento o las entradas un poco hasta el final.
Pero en este caso nos llevamos la palma. El viaje estaba planeado para septiembre. Bueno, no a Tailandia, más bien a donde fuera. Primero que si Japón, luego Vietnam, al final que no, que templos pero playa, y así fue como surgió. Luego resulta que mi proyecto en el norte terminaba justo justo justo (su puta madre) en septiembre y no me las podía coger. Luego al parecer sigo aquí, dicen, y aunque iba a terminar otra vez a final de noviembre y venía fatal que me las cogiera, se va a volver a retrasar y ya se está hablando de enero de 2014. Claro que para entonces ya sí que no estaré aquí, por mi bien y por el suyo.
Así que aquí estamos, habiendo comprado los vuelos con apenas tres semanas de antelación, sin hoteles preparados, poniéndonos las vacunas a todo correr (algunas ni eso, claro), buscando la guía adecuada y comprando emergency ponchos y pastillas así como de refilón.
La semana pasada me compré la primera mochila de mochilera de mi vida. Supongo que lo de no llevar peso ha hecho mucho durante todos estos años, porque la primera que me puse cargada con peso de ese de la tienda casi me tira para atrás. Al final cogí una más pequeñica y que no se me apoyara todo en el culo, así que tendré que sobrevivir con pocas bragas y ropa. Dicen que allí hace calor, aunque desde aquí resulta inimaginable, y supongo que por oler regular un par de semanas no pasa nada, así que sobreviviré. 
Luego seguro que la gente va con su maleta de ruedas y tan campantes, y que por llevar mochila nos roban todo al facturar el equipaje, pero así tendré más anécdotas que contar a la vuelta, no?
Ahora queda pasar esta última semana, conseguir un pasaporte o sustituto en fecha que me permita ir y volver, y desconectar. 
Por mi vida, necesito desconectar. No cerrar los ojos y pensar "aquel test de ayer...". Que sí, que los trenes molan mucho y no sé cómo puede vivir nadie sin jugar con ellos, pero creo que mi salud mental está al borde del colapso.
Y a todo esto, yo me tenía que estudiar unas normas y aquí estoy, mirando botas por internet y sin preparar el viaje ;)

jueves, 19 de septiembre de 2013

Descontextualizando un libro

Foto: Pixishot
La verdad que me resulta curioso lo actual que puede ser a veces un libro incluso aunque haga ya 70 años de su publicación (en 1943).
Otras veces no, otras veces te encuentras pasajes que dices "¡pero qué coño...!" y te encuentras sorprendido en parte de la idea de la mujer de aquella época, o de la idea de los ingleses sobre lo que era ser una familia bien o el resto del mundo.
Por suerte el otro día cuando me dio la fiebre por releerme un libro de Agatha Christie, bueno, releer no, porque en este caso acerté y no me lo había leído, pero eso muchas veces es suerte, pues me puse a hacer notas con el Kindle y como no se han podido publicar voy a hacer un post a lo desgraciaito y os las voy a compartir porque merece la pena leerlas.
Las voy a titular:

  • Agatha Christie - Las mujeres tienen el sistema nervioso delicado
"He observado que en las novelas los anónimos groseros y repugnantes jamás se enseñan a las mujeres, de ser posible, para escudarlas a toda costa contra la sacudida que pudiera experimentar su delicado sistema nervioso, tan sólo con la lectura. 
Siento decir que jamás se me ocurrió no enseñarle la carta a Joanna. Se la entregué sin vacilar. Justificó mi fe en su fortaleza no demostrando otra emoción que regocijo." 
Aquí me imagino a las mujeres de la época temblando con el anónimo, sudando, con sus guantecitos blancos. Y en este caso la hermana del protagonista, que es una fresca, lo coge y se ríe.

  • Agatha Christie - ¿Quién no quiere un monito o un pavo real?
—¡Caramba! —dijo—. Qué cansada estoy, y creo haber puesto de relieve mi crasa ignorancia con respecto a las épocas de cultivo. ¿No hay habas en esta época del año? ¿Lo sabes tú? 
—En la primavera —dijo Megan. 
—Bueno, en Londres hay todo el año —dijo Joanna para defenderse. 
—En lata, tontuela —le dije—. Y las traen los barcos de todos los rincones del Imperio. 
—¿Cómo el marfil, los monos y los pavos reales? —preguntó mi hermana. 
—Exacto. 
—Preferiría tener pavos reales —replicó Joanna pensativa. 
—Y yo quisiera tener un monito —dijo Megan.
Desde luego nunca se me hubiera ocurrido que después de hablar de habas iban a acabar hablando de pavos reales. Quitando la falta del "Cómo", es impresionante. Supongo que en esa época se llevaban marfiles a Londres, pero sigo sin imaginármelo.

  • Agatha Christie - Las mujeres son el diablo
"Por un momento sentí escrúpulos de conciencia. Joanna era demasiado coqueta y Griffith demasiado bueno para que jugara con él. Las mujeres son el mismísimo diablo. 
Luego me fijé en Griffith... en su barbilla estrecha y enérgica y en la dura línea de sus labios, y no estuve tan seguro de que Joanna se saliera con la suya. Y de todas formas un hombre tiene derecho a dejarse engañar por una mujer... y si lo hace es por su propia voluntad."
Desde luego, sin palabras. Las mujeres son el mal, pero hay hombres tontos que se lo buscan.

  • Agatha Christie - El té es un refrigerio femenino
—Ha sido usted muy amable al aceptar un refrigerio tan femenino como lo es el té, señor Burton.
Supongo que Emily Barton consideraba a los hombres como consumidores incansables de whisky y cigarrillos, y que en los intervalos seducían a las doncellas de los pueblos o corrían aventuras con mujeres casadas. 
En fin, esto lo debería leer el Marommo y dejarse de tanto té de las cinco (las siete). A ver si le compro una botella de whisky y unos puros para que se ponga al día.

Bueno, y con este sabor de boca, no os podéis perder uno de sus libros. Creo que es una obligación temporal.
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Libro: El Caso de los anónimos, de Agatha Christie

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Con las manos en la masa

Hay días en los que te sientes maruja y sólo quieres cocinar y cocinar.
Ayer fue uno de esos días, pero el tiempo material no acompañó y sólo pudo ser cocinar la comida, los Kuchen tuvieron que esperar para hoy.
Así que aquí estoy, en plena faena, con la batidora de varillas prestada (¡qué lujo!) y sintiéndome una pequeña Anniehall de la vida. Sin tanto mérito, claro, que el señor del Real ya ha hecho media mezcla por mí, jeje.
Aquí es típico llevar bizcochos al trabajo. Bueno, en general hacer bizcochos en Alemania es una fiebre. Por eso los españoles acabamos soliendo llamarlos a la alemana. Luego la mayoría de la gente los compra, o dice que los ha hecho su mujer en el caso de los ingenieros bávaros (dicen que en Berlín eso estaría mal visto...).
En mi caso no me importa hacerlos. Sé que se me da mal cocinar, o al menos mi despiste me impide que se me de bien, pero lo que cuenta es la intención. Así que para evitar problemas voy a hacer dos y el tercero se lo dejo enteramente al congelador del Edeka, que para algo los comercializan, no?
Creía que no me iba a hacer ilusión celebrar los 29, pero los últimos acontecimientos han hecho que reflexione y piense que por qué esperar a celebrar los 30 o los 40 como un hito, mejor disfrutar de cada vez, que para eso hemos llegado.
Besos a todos y gracias por las felicitaciones.

martes, 17 de septiembre de 2013

Zodiac

Para los amantes de las series de policías, la novela negra y el crimen en general esta película está entretenida, aunque se queda un poco larga al final.
Reconozco que cuando una película tiene tan buenas críticas al final la veo condicionada a que no me guste tanto. En este caso no entiendo mucho la alta puntuación, a parte de que el reparto esté lleno de tíos buenos, pero no creo que sea eso. No sé si es el estilo años 60 que ya ha llegado a ser vintage, o que esté basada el hechos reales.
Está bien, pero no es genial tampoco. Como es una historia real, pues pasan cosas como en la vida real. La investigación se alarga, a los personajes no siempre la vida les va bien. Un poco como en JFK, que al final no sabes si podrían haberla cortado a mitad y se hubiera quedado mejor, pero claro, el final ya se sabe porque existe.
A mí me ha gustado, pero mi criterio está un poco al nivel «oh, hace mucho que no leo Agatha Christie, voy a leerme diez libros seguidos», así que a lo mejor no cuenta.
Claro que también he conseguido seguir los personajes hasta el final, que parece que no siempre es tan fácil.
Una recomendación para una tarde de domingo con lluvia. O de lunes con lluvia, o de martes, porque visto lo visto.
Por cierto, hablando de releer...
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Zodiac (2007)

La vida en la maleta

Recordando los números del día. 8:16 -18 - 6 - 51. Hora, andén, vagón, plaza.
A veces hay retraso, bueno, casi siempre, y algunos de los números cambian. Entonces hay que recordar otros números, incluso letras. 15 - 14 - F. Minutos de retraso, nuevo andén, zona de segunda clase.
Cuando tus cosas de aseo viajan contigo siempre, cuando es en una bolsa transparente para el avión, cuando descubres que has pasado todo el verano con dos pantalones y cinco camisetas, y el resto de tu ropa por tanto en realidad sobra, es que viajas demasiado. O que no aceptas que ahora vives en otro sitio.
Hay quien está peor y viaja todos los días, o quien lo asume y viaja sólo cada dos semanas.
Esta semana debería ser la última en la que se necesite presencia al 100%. A partir de ahora igual toca por fin la vuelta a casa.
Teóricamente.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Todo por el trabajo

O todo por conseguir volver a casa antes.
Esta semana está siendo una matada. Por la paliza de horas que llevo encima, que llevamos, y por la parte personal.
No es sólo el entrar pronto y el no saber a qué hora te vas a ir, que eso hay mucha gente que le pasa. Es el dormir mal, a sobresaltos, y el tener la sensación de que da igual lo que adelantes, se acostumbrarán y querrán que abarques el doble en la mitad de tiempo.
Cuando los españoles decimos que aquí en Alemania la gente trabaja lento, deberíamos a pararnos a pensar el por qué. No es porque lo hagan mejor o cometan menos fallos, que no lo es. Sino porque no merece la pena. Te quedas sin trabajo y te dan más. Y ya está.
Bueno, en algunos casos no te dan más y te quieres tirar por un puente del aburrimiento. El internet se acaba, como dice un compañero, y las horas pasan lentas.
Pero bueno, esta vez no está siendo así. La gente no para de entrar a ver si he terminado cosas y es complicado siquiera empezarlas con tantas interrupciones.
Por suerte he tenido mucho tren. El tren me gusta mucho, todavía, aunque me canse y quiera matar un poco a los demás cuando no paran de hacer pausas para fumar o se ponen a testear lo que les sale de la punta del rabo.
Ay, cómo hecho de menos decir "la punta del rabo" y que me entiendan, y quedarme a gusto.
Algunos dicen que lo malo de que te pasen cosas malas estando lejos es estar solo en la distancia. No, eso no es lo malo, porque en el fondo, y aunque esté feo decirlo, ayuda a desconectar. Lo malo de estar lejos es cuando hablas con la gente que está cerca y no puedes hacer nada para estar con ellos.
Esta semana murió mi prima, después de ocho años de lucha. Me parece increíble todas las cosas que hizo y que disfrutó, a pesar de lo que le costaba. Los cruceros, las fiestas. Claro, lo que veíamos.
Siempre hay estadísticas que dicen que el cáncer se cura en un no sé cuántos por cien de los casos. Aquí por desgracia cayó en el otro.
A veces pienso que, cuando pasen los años y se descubra cómo funciona, miraremos atrás y pensaremos las barbaridades que hacíamos para combatirlo, como vemos las sangrías de la Edad Media.
Pero por ahora no nos queda más remedio que aprender a convivir con lo que nos toca. Aprender a valorar lo que tenemos y disfrutar cada momento como si fuera irrepetible, porque lo es.
Este trabajo y este espíritu aventurero lo que tiene, es no poder coger un coche y plantarte en ningún lado. Ni siquiera tal vez disfrutar de un fin de semana completo en algunos casos.
Luego se sorprenderán de que la gente no quiera venirse. No hay tanto verde para compensar las pequeñas cosas.
Un besico a todos, en especial a Manolo.
Que disfrutéis el fin de semana.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Cuando el fallo es humano


A veces ocurren accidentes. Sí, aunque se quieran evitar, a veces se alinean los planetas y no se sabe cómo al final hay un accidente. Y mortal en los peores casos, en los otros nos enteramos menos o nos importa menos, claro.
La cosa es que en ciertos medios de transporte, y a partir de ciertas velocidades, se intenta evitar a toda costa que influya el factor humano, sobre todo cuando las consecuencias pueden ser fácilmente de grandes dimensiones.
No digo que no sea grave que mueran 80 ó 200 personas a la vez, que lo es y mucho. Pero después del accidente de Spanair y del de ahora de AVE me pregunto, ¿y qué pasa en las carreteras?
Últimamente por suerte ya no hablamos de 3.000 muertos en carretera al año, pero proporcionalmente al número de viajeros, hay años en los que las estadísticas de muertos de avión y tren son cero al año. 
«¡Es que sólo había un maquinista en cabina!». Señores, un tren no tiene volante, el maquinista sólo tiene que acelerar y frenar, y cuando no se ahorra en trazado o señalización, ni siquiera eso debería poder ser peligroso. De hecho, el abrir y cerrar de puertas de algunas líneas se hace desde Atocha.
Luego está el hombre muerto. El botón, pedal y manivela que debe de pulsar y soltar en ciclos de 30 + 2,5 segundos. Será lo rudimentario que uno quiera, pero habiendo ya velocidad de crucero en los autobuses que transportan a 50 personas pues tampoco nos vamos a quejar. 
Cierto es que 30 segundos hasta el freno de emergencia a 200 km/h puede ser mucho si el infarto da con la mala suerte de que se quede pulsado, pero para eso hay otros sistemas en las líneas de Alta Velocidad que deberían funcionar.
Llamar por teléfono, o no llamar... bueno, ahora que veo a la gente mirando su móvil mientras conduce o tomándose una copita y tirando por aquel camino donde no hay controles pienso «ah claro, que si se mueren sólo 4 ó 5 es que da igual».

domingo, 28 de julio de 2013

El trabajo que nunca termina

Este mes está siendo un poco especial, esta semana con el accidente del tren de Santiago me han hecho muchas preguntas (también me las he hecho yo, pero de alguna forma la gente esperaba que supiera más cosas) y a partir del lunes seré la única "experta" de frenos que quede en mi proyecto en el equipo de validación.
No es algo que me tranquilice, pero un poquillo de orgullo sí que siento. Sobre todo por no tener miedo. Cuando empecé siempre tenía mucho miedo, a romper algo, a no saber cómo reaccionar. Ahora ya he (re)aprendido que los ensayos nunca salen bien, que las medidas llevan el hecho intrínseco de esperar y esperar, que los que mueven los trenes se lo toman todo con calma y que es posible perder un tren entero entre cuatro vías y una nave industrial.
Es un trabajo que me gusta, aunque nos torturen. Esta semana se suponía que la íbamos a poder pasar entera en casa haciendo trabajo de oficina, y al final nos vamos el martes muy temprano y por poco además de los turnos nos toca quedarnos el fin de semana. "Sábados y domingos" dijo el jefe jefazo. "Danos más gente como prometiste" me hubiera gustado decir a mí, pero por suerte ahora mismo no hace falta. Se cae por su propio peso. Si no son capaces de saber qué día vamos a empezar, no pueden ni empezar a hablar de festivos... por ahora.
Las vacaciones se retrasan, o se adelantan, ahora mismo están un poco en el aire. Algún día libre tendré y espero que para entonces vuelva a hacer sol. Tampoco tienen que ser días a 38 ºC como este fin de semana, que para pasar el calor español mejor que sea directamente en España.
Ya se verá. Como todo, pero mientras a disfrutar de la independencia de ser los únicos que prueban nuestro tren, aunque sea en mitad de la nada.

viernes, 12 de julio de 2013

Vacaciones... en España

Había aquello de "¿Cómo pasaste las vacaciones, bien o en familia?". Pues cuando vives fuera eso empieza a aplicarse, sólo parcialmente, a las vacaciones en España. No es que no sean vacaciones, que lo son, y hace calor, y hace sol (dios mío, ¡pero si era hasta verano!), y puedes ir a la playa o tomarte un tinto de verano o una sangría aunque no la tomes nunca.
Lo que pasa es que se complica todo. Esta vez no tengo queja, con la excusa de la boda al final pasamos dos días en Almuñécar bastante tranquilitos y pudimos hacer vida de no hacer nada, más que bañarnos y comer pescado.
Luego no, luego un montón de coche. Los germanos deben pensar que los españoles sólo van en coche en vacaciones, porque siempre que vuelvo digo "bien, pero mucho viaje, mucho coche". Que si Málaga-Granada, Graná-Almuñécar, Almuñécar-Nerja, Almuñécar-Aeropuerto de Málaga-La Línea. Y así infinitamente en sus múltiples variaciones.
El Marommo decía que necesitábamos vacaciones de las vacaciones, y a lo mejor no tanto, pero un poquico sí que necesitaríamos desconectar, a ver si al final con las fechas puede ser y hacemos ese viaje largo del que tanto llevamos hablando...

La boda estuvo muy bien, muy bonita. Con su marco incomparable y sus señores gordos duchándose al lado en la playa. El canapé antes de la boda, para hacer hueco y luego mucho baile, y muchos juegos. Los novios se llevan una de merchandising que ya quisiera un programa de televisión.
Luego la familia también bien, aunque muy corto. Empiezo a pensar que nunca van a estar contentos por mucho tiempo que nos quedemos, pero la verdad que este año se pueden quejar con razón. Desde Navidad sólo dos visitas relámpago y lo que queda. Pero bueno, también está el camino de vuelta ;)

Ahora esta semana es como una burbuja. Trabajando desde Múnich, y pasando aquí el fin de semana como si nada. La que viene ya no, otra vez de vuelta a Braunschweig y al parecer a hacer pruebas en mitad de la nada. Dicen que no podemos hacer fotos allí, pero vamos, si alguien lo reconoce vendrá en su caballo blanco a salvarnos (o en una locomotora blanca, que sería más propio). No es que no haya cantina, es que no hay más que campo.
Ay, las medidas, ¡qué recuerdos!

lunes, 10 de junio de 2013

La primera semana en Braunschweig

Y llegó el momento. De subir al tren rumbo al norte y empezar proyecto nuevo, vida nueva (sólo a trozos, los fines de semana no entran) y temporada nueva.
Porque con la semana llegó el calor.
Resulta que ahora trabajaré como ingeniera de pruebas. Una grata sorpresa, ya que hasta ahora pensaba que lo único que haríamos sería un copiar y pegar a mansalva y con un poco de suerte en septiembre pasaríamos de ver el tren por allí rondando a montarnos para un par de ensayos.
Pero no, desde el primer día prácticamente haciendo cosas. El segundo fue la formación como jefa de pruebas (lo de jefa bien, lo de las pruebas ya veremos) y poner a tierra la catenaria. Tantos años oyendo hablar de eso, de la pértiga y los pesos y ahora entiendo de qué va ;)
Luego ya empezamos con abrir y cerrar válvulas, las puertas, poner y quitar el freno. Un tren tiene miles de tipos de freno, y el doble de nombres para cada uno, así que de aquí a ser experta me queda un rato.
No diré que no se echa de menos estar en casa. Tener un piso propio ayuda, pero la mala costumbre de tener al Marommo ahí al llegar a casa se echa de menos.
Ahora un fin de semana de vuelta, con sol y tormenta, como debe ser en Múnich, y vuelta a empezar.
Aún queda negociar un par de cosas e intentar no echar más horas de las que humanamente se pueda. Creo que al final me tendré que soltar con el coche para hacerme independiente, y como diría una madre, aprenderé mucho y será una muy buena experiencia, pero así visto, lo de madrugar tanto puede que me mate antes.