viernes, 18 de marzo de 2016

Las madres alemanas llevaban razón

Salvados: "El milagro de conciliar"
No es que vaya a hacer una declaración de principios diciendo que a partir de ahora dejo el trabajo y me voy a dedicar a cambiar pañales el resto de mi vida, pero por una parte ahora creo que no era tampoco una tontería.
Nos han engañado. Nos han engañado y mucho. Cuando antes oía a las viejas del pueblo decir que siendo madre y teniendo dinero, para qué trabajar, me parecía horrible y no lo entendía.
Al menos muchas de nosotras creíamos que incorporarnos al mercado laboral era algo bueno, para realizarnos profesionalmente, que la igualdad estaba ya aquí y que era injusto quedarnos en casa para cuidar de los críos.
Incluso hace bien poco escuché al famoso Carlos González diciendo que la conciliación no existe, que o se trabaja o se cría a los hijos, y me pareció que exageraba.
Pero no, en el fondo es verdad. O estás con tus hijos o estás fuera.
Obviamente no comparto la parte en la que es la madre a la que le toca siempre quedarse, pero lo que me parece el mayor engaño es pensar que en una familia en la que antes se vivía con un sueldo, no es la madre la que elige trabajar, sino que ahora hacen falta dos sueldos para vivir en la mayoría de los casos.
Mucha gente comenta que en Baviera los salarios son muy altos para Alemania y por otro lado se queja de que son muy tradicionales porque esperan que la mujer se quede en casa. Bueno, pues es que es precisamente eso, se espera que con un sueldo o sueldo y medio (el medio del que trabaja en el horario escolar) se pueda vivir, y por eso son tan altos, ni más ni menos. BUM.
Después de ver el Salvados del otro día me inundó la pena. La pena de ver que la mitad de los hogares se basan en los abuelos para conciliar el trabajo y la familia, y muchos de esos padres cumplen horarios prácticamente incompatibles con las horas en las que los niños están despiertos.
Viniendo de una casa en la que mis dos padres trabajaban porque tenían la suerte (o la elección) de trabajar en la enseñanza y poder llegar a casa a las 15:30, para mí el cambio obvio era que los dos se van a trabajar y alguien externo, cobrando, cuida a los niños. Claro que conocía a familias donde ese papel lo hacían los abuelos, pero me parecía que lo normal sería que ya que están jubilados y no siempre están para muchos trotes, eso fuera la excepción y no la regla.
Pero ni siquiera es así. Ya no es como decían que a que la mujer no cuide a los hijos la sustituye otra mujer que los cuida, sino que ni siquiera los sueldos dan para eso y la mitad de la sociedad se basa en el trabajo voluntario de los mayores. Ya no digo el ahorro financiero que supone que los cuiden además todos los días, eso sería otro tema.

En fin, parece que no hay solución mágica. En nuestro caso como no tenemos a los abuelos cerca pero sí flexibilidad, pues habrá que tirar del dinero y de recortar horarios. 
Faltó una comparación con una familia sueca con hijos después de agotar la baja, el qué hacer con unos niños en edad escolar como en Alemania que a las 12:00 están ya fuera de la escuela.

Y corregir el dato de la baja parental alemana. Ya que no lo hizo el Follonero, lo hago yo.
En Alemania el padre sí tiene 9 semanas intransferibles
Si uno o los dos trabajan a jornada reducida (25-30 horas) la baja se les duplica en tiempo y si lo hacen además simultáneamente reciben un plus de 4 meses.
Además, independientemente de eso, a cada uno le corresponden 36 meses de excedencia por hijo, que se toman en parte durante la baja, obviamente, pero también se puede después, hasta que el hijo cumple los ocho años.

#ElMilagroDeConciliar

lunes, 25 de enero de 2016

viernes, 15 de enero de 2016

Vuelta a la (nueva) normalidad

La playa de la Torre (La Línea)
Ya se acabó lo que se daba. El año pasado me trajo las mejores novedades que me podía imaginar. No sabía que no había escrito en el blog desde que di a luz, se ve que me he dedicado a vivir los momentos en vez de a escribir, pero hoy me he visto otra vez con el impulso de contar cosas.
El 9 de septiembre de 2015 fue a la vez el mejor y el peor día de mi vida. En un momento aprendí lo que es madurar de golpe y también lo que es preocuparte por alguien que no eres tú. Después de dos días de contracciones muriéndome en casa, el parto fue muy bien pero luego hubo complicaciones inesperadas al final. "Problemas de adaptación", lo llaman los alemanes. Por suerte a día de hoy parece un mal sueño y todo eso quedó en nada. 
Luego ha sido un no parar. Ni una mísera partida al ordenador he podido terminar (obviamente lo más importante, teniendo en cuenta que me puse de parto jugando al ordenador). Pero a cambio de eso cada vez iba habiendo más cambios y siempre sorpresas gratas. Que si la primera sonrisa, que si el primer "ajó", llevarse el puño a la boca, llevarse los dos puños a la boca, aprender a mamar, aprender a mirar a la cara... 
El último mes además hemos estado de vacaciones en España, en el sur, con la familia. He de decir que después de unos días que la cosa se normaliza las he disfrutado mucho más que cualquier otra vez. Tiempo para ver a todo el mundo, para hacer tus cosas, esta vez no mucho para comprar, para descansar e incluso para cebarte a largo plazo.
Pero ya tocaba volver a nuestra casa y aquí estamos.
De hecho, de lo que quería hablar era de que vuelvo a trabajar. El lunes empiezo desde casa unas horillas a la semana. Cualquiera diría que es una gilipollez, incluída yo, pudiendo no hacer nada, pero desde que me llamaron me picó el gusanillo. No sé cómo me apañaré, porque ahora sin abuelos vuelvo a estar tan ocupada con la casa como antes, pero si el Marommo me echa una mano y Rano sigue portándose bien, seguro que sale adelante. 
Ya sólo me falta que Perry aprenda a limpiar sus pelos y sería perfecto. 
Vista del Albaycín (Granada)

jueves, 3 de septiembre de 2015

Xiaomi Mi 4i: unboxing & review

Después de que el Xiaomi Mi4 decidiera suicidarse tirándose al váter desde el bolsillo trasero del pantalón y no revivir, decidí aceptar mi don para tratar mal los cacharros caros y apostar por el hermano pequeño y dual SIM, el Xiaomi Mi4i.
En principio me echaba para atrás lo de que tuviera "sólo" 2 GB de RAM y no 3GB de RAM como el hermano mayor, pero teniendo en cuenta que en el otro siempre tenía ocupado el 70% del sistema, resulta que éste aprovecha mejor las características y puedes llegar a tener 800MB libres de memoria muy fácilmente, así que no se nota en el rendimiento. Es verdad que no he instalado apenas juegos en ninguno de los dos, pero vaya, para el uso normal del teléfono, en multitarea y sin cerrar las aplicaciones al cambiar, el móvil va muy fluido y no se nota que sea peor en absoluto.
Al final lo compré en la página de Gearbest.com que tienen almacén en Europa (en UK) y te lo mandan por apenas $3 de gastos de envío y ya con los gastos de aduana y todo incluidos. De hecho en los comentarios de Amazon.de te lo recomendaban como tienda para comprarlo y la verdad que ha salido muy bien de precio (212€ con gastos de envío) y en apenas 5 días en casa.
El contenido de la caja es bastante parco e idéntico al anterior. El móvil con un film protector (con letras en chino) y una pegatina para la cámara, el cargador (sólo chino, sin adaptador) con su cable Micro-USB, las instrucciones en chino y la garantía en la India.
Nada más arrancar se ve que es la ROM original y sólo trae como idiomas Chinese (Simplified/Traditional), English (USA / UK / India), Bahasa Indonesia, Bahasa Melayu, Vietnamese, Thai, Filipino, Magyar, Polski, Portuguese,Vietnamese, Turkish,Russian, Korean. Según la página debería traer también idiomas europeos (Spanish, French, German,...) pero no vienen.
Una vez que ofrece la localización está más claro el por qué: Brazil, Hong Kong, Indonesia, India, Malaysia, Philippines, Russia, Singapore, Thailand, Turkey, Taiwan Vietnam, United Arab Emirates.
En mi caso cogí inglés británico y Brasil que fueron las opciones que me parecieron más seguras.
Cuando lo has configurado la aplicación Updater te ofrece actualizar la ROM a la más nueva de MIUI6 que es la V6.6.10.0.LXIMICF y se puede descargar directamente de la página. A mí me hizo falta usar un proxy de Hong Kong para la descarga, desde Europa no me dejaba. Luego es tan simple como copiarla a la memoria interna y usar la aplicación para instalarla. Todas las aplicaciones y datos del teléfono se quedan intactos, no es un reinicio de fábrica. Por si acaso, en la propia página hay una guía de instalación.

No me he molestado en rootearlo para ponerlo en español ni nada, mi experiencia con el Mi4, que sí lo traía como idioma, es que luego siempre hay algún submenú sin traducir y te aparece en chino, y con el idioma en inglés eso aún no me ha pasado, y eso que he toqueteado incluso más.
Los botones están en el lateral, igual que en el Mi4, aunque la cámara se la han llevado a un lado, el conector del cargador al centro del lateral inferior y los auriculares a la parte de arriba. Al otro le tenía puesto una carcasa flexible así que le he hecho agujeros temporalmente hasta que me llegue la propia.
Las dos micro-SIM se meten en la misma pestaña por el lateral. No hay opción de cambiar una de ellas por una micro-SD como en otros teléfonos, así que hay que aguantar con los 16GB de memoria interna, que se quedan en unos 10GB de memoria libre cuando el teléfono está vacío.
El teléfono es finísimo, da la sensación de que mucho más que el otro aunque sea sólo 1mm, pero con el acabado más barato de plástico en vez de metal.
Por ahora los fallos que le he encontrado son que con la primera ROM cada vez que desconectaba la conexión de datos luego lo tenía que poner en avión y quitar para que volviera a coger la red, y con las dos que teniendo los datos en la SIM2 se queda en la opción "preferir redes 2G (ahorro de batería)" y no se pueden seleccionar las opciones LTE ó 3G.
Para mi gusto la decisión entre uno y otro es sólo por la necesidad de tener o no dos tarjetas SIM. Por lo demás en cuanto a rendimiento, calidad y software me parecen indistinguibles. No dejan de ser móviles Chinos pensados para venderse en otros países. A día de hoy el precio es muy parecido entre los dos, así que en caso de no necesitar la segunda SIM es razonable cogerse el mejor, y en caso de necesitarla y querer usar el LTE en Europa (en Alemania por ejemplo el Mi4i tiene dos bandas válidas y no sólo la de la Telekom) pues el Mi4i.
En cualquier caso es un teléfono muy bueno y por un precio casi inmejorable.


lunes, 31 de agosto de 2015

Esperando a que venga

Ya es la última semana, si es que al final son 40. Ya ha pasado todo lo importante y por ahora todo bien. Algunas molestias, un barrigón que no ha perdonado la elasticidad de la piel, coger peso, ardores, mala circulación en las piernas, el paquete completo. Eso sí, sin náuseas ni mareos, a pesar de la baja tensión.
Seguramente en el futuro lo recuerde como una etapa muy bonita a pesar de las molestias que sí he tenido y que se olvidan muy fácilmente en cuanto viene un día bueno.
Ahora sólo queda esperar, ya está todo comprado (aunque... ¿qué es todo?) y ya están aquí los cuatro futuros abuelos para esperar conmigo, bueno, con nosotros.
El verano ha vuelto a visitarnos y estamos viendo la Vuelta a España con calor en el salón y sin aire acondicionado como si fuera un verano cualquiera en la playa.
Es raro pensar que dentro de poco seremos padres y todo cambiará. Es bueno y es interesante. Emocionante no diría, porque al final ya me he acostumbrado incluso a estar embarazada y ya no voy tanto como un gatete con un cono, dándome por todos lados en la barriga. Se me hará raro volver a perderla y ser la de antes. Ahora vendrán más cambios, claro, pero aún no me los imagino todos.
A los que preguntan, no, el nombre aún no está decidido y a estas alturas ya no lo decidiremos. Si se llama Pitufo porque sale azul o Wildfredo porque es el santo que toca en Alemania ese día, será una sorpresa.
Aunque que no cunda el pánico, la lista es bastante corta y no creo que haya tantas sorpresas.

domingo, 26 de julio de 2015

Mimetizándome con el ambiente

Hoy hace un día espectacular, sol pero fresco. Y sí, lo digo porque me estoy volviendo medio alemana. 
Seguramente hace tres vemos hubiera dicho que un tiempo como éste ni es verano ni es ná, con una mínima de 16°C y una máxima de 23° C.
Pero será por la ola de calor o por el embarazo, el caso es que por fin ha regresado, aunque sigue haciendo bueno, y por fin se puede dormir bien y estar en casa en manga corta con las persianas subidas y la puerta de la terraza abierta.
Este fin de semana nos ha tocado bricolaje, no para el cuarto del niño, sino terminar lo que quedaba de la cocina que llevaba meses pendiente. Y es que ya se sabe, lo que no hagas el primer día después de empezar una reforma, no se hace nunca. Pero en este caso por fin nos hemos puesto.
Lo demás ya vendrá, al fin y al cabo creo que ya tenemos cosas de más y no de menos.

viernes, 24 de julio de 2015

Primer día sin nada

Hoy ha empezado un poco a traspiés, después de tanta espera. Mucha paliza esta semana de una oficina a otra, haciendo tartas por la noche y quedando con gente o yendo al cine (qué grandes los Minions, por cierto).
Ha merecido la pena, porque ahora voy a tener mucho tiempo para descansar, pero deja un sabor agridulce volver a empezar otro día como una zombi y que justo sea el primero de la baja.
Bueno, seguro que una siesta abrazadita a Asche lo arregla todo.
Ya he hecho algunas cosas que tenía pendientes de hacer, aunque el principio del día ha sido indistinguible de cualquier otro. Despertarse antes de que suene el despertador por el calor, porque la perra gruñe a la gente que madruga (normal) o simplemente porque sí. Levantarse a las 7:30 am con los ojos pegados deshaciéndote del abrazo peludo. Desayunar, intentar vestirse mientras te dan morrazos para que lo hagas más rápido y salir a la calle para dar el paseo matutino. 
Hasta ahí, como cualquier otro día. Lo bonito ha sido poderme entretener en recoger una receta, acercarme a la farmacia, comprar en la papelería y hablar con la vecina china que se va, sin prisa de tener que llegar al trabajo. 
Del resto de buenas intenciones de hoy no hablo, que luego me pillo la mano.
Creo que no he tenido tanto tiempo a la vista sin tener que ir a la oficina desde que acabé el proyecto fin de carrera, y eso que fueron al final casi cinco meses en total.
Eso sí, tengo que decir que es el verano más largo que estoy viviendo en Alemania. O lo más parecido a un verano. Aplatanamiento extreme pero todo muy bonito. Ya se empieza a poner el césped marrón incluso en algunas zonas, no digo más.

viernes, 26 de junio de 2015

Vacaciones de comer y sol

Ya hacía dos viajes que sólo nos acompañaba el mal tiempo. En Navidad no hizo especialmente bueno y en Semana Santa, después de ser la primera sin lluvia, la semana siguiente nos esperó con fresco en Graná y un vientazo (levante) en La Línea digno de un tornado de los del norte.
Así que esta vez, a pesar de tenerlo que calcular con bastante tiempo, el momento nos ha salido bien.
Unos días de calor primaveral en Graná, respetando el embarazo, con muchas tapas y hasta una visita, y un poquito más de calor en La Línea, pero con la opción de piscina y playa.
No volveré a comentar lo poco que vamos aquí a la playa, porque nunca hace suficientemente bueno, pero vaya, esta vez estoy contenta, lo importante era descansar y lo hemos conseguido. Bueno, yo más, que no estoy trabajando.
Ahora un fin de semana tranquilito y el lunes de vuelta a Múnich. Ya sólo me queda un mes de trabajar y luego la baja :)
Exprimiremos lo que queda al máximo y luego... que venga lo que venga.

jueves, 11 de junio de 2015

"Todo lo que era sólido" - Historia de un sueño roto

"Todo lo que era sólido", de Antonio Muñoz Molina
Estoy terminando de leerme el libro de Antonio Muñoz Molina sobre el tiempo en España justo antes y después de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Hoy hablando del Golpe de Estado de 1981 y de la época en que uno se despertaba cada mañana con un atentado de la ETA, casi se me han saltado las lágrimas de camino al trabajo.
La verdad es que en general no va de eso, eso han sido más bien anécdotas.Va de cómo vivimos un espejismo, de que éramos ricos y la riqueza no tenía fin, y cómo nos dimos la ostia y vimos cómo las cosas que dábamos por supuestas se esfumaban. Leer el libro ahora tiene la ventaja de que está escrito con suficiente cercanía a los años de las vacas gordas de 2006 y 2007, pero está escrito igualmente hace un tiempo ya, en 2012, lo que da una perspectiva desde el ahora y hace que se piense... "pobrecitos, lo que les quedaba por ver". En esa época aún pensábamos en GIL y todavía no en Bárcenas. Todavía no se había desmoronado la sanidad pública (tanto) aunque ya estaba empezando la marea verde. El 15-M acababa de pasar y tan siquiera se ha mencionado hasta ahora en el libro.
Ahora que vemos a Ada Colau como posible futura alcaldesa de Barcelona, y no sólo relacionada con la PAH, nos parece más fácil creer que todo aquello era un sinsentido y que obviamente se tenía que derrumbar, pero no es así.
Más o menos me vine a Alemania cuando salió el libro, o al menos ese mismo año. Unos amigos me contaron hace poco que en 2012 les faltamos tres a la boda porque todos habíamos emigrado y no podíamos cogernos las vacaciones alegremente en el nuevo trabajo.
Creo que entonces no hubiera sido capaz de leerme el libro, o tal vez sí. Entonces no sabía que en 2015 al Marommo le seguirían debiendo lo equivalente casi a un sueldo anual desde 2006, a pesar de estar en el juzgado, y que llevaría razón en que la construcción no se iba a recuperar en 5 años sino como poco en 10-15 años. Desde 2009 ya llevamos un tiempo, y ahora es cuando dicen que empiezan a repuntar las hipotecas, entre otras cosas.
Ahora me siento un poco extranjera, el fenómeno de Podemos me ha pillado lejos y empieza a costar hacerme una idea de la actualidad, aunque siga leyendo El País en vez del Süddeutsche Zeitung, como debería.
En el libro se habla mucho por la obsesión por el pasado que se vivía durante la burbuja, el debatir sobre la Guerra Civil. Hoy he leído la noticia sobre que a los judíos sefardíes se les reconocerá la nacionalidad española. Una vez vi un reportaje de cómo algunos de los descendientes acuales de aquellos toledanos del S. XV aún guardan la llave de su casa en Toledo, y cómo tenían intención de usarla para reclamar su propiedad (en el caso de que siga en pie) si alguna vez tenían la oportunidad. La verdad es que no sé si me parece bien o mal que se les reconozca, lo que me parece es antiguo.
Cada vez que hay una catástrofe o un inmigrante tiene un papel destacado (como en el caso de Víctor Muntean), el político de turno se hace una foto con él y le promete la nacionalidad. En algunos casos se cumple, en otros por desgracia no, pero el que se queda al lado, fuera de la foto, se queda siempre sin ella, como cualquiera que llegue nuevo. Con sus problemas, con sus visados, como el médico que trabaja durante la residencia el MIR en España y no se puede quedar a buscar trabajo cobrando el paro cuando la termina como cualquier español. O recibe un buen contrato (hoy en día, en medicina) o elige cobrarlo todo de golpe y no regresar a España en un tiempo o se va sin el dinero a buscar fortuna a otra parte.
No sé si hemos aprendido mucho o poco de la crisis, espero que un poco sí, y no sé si tendré fuerzas alguna vez para volver y jugármela, como se la juegan los que están allí ahora, a salir de la jaula de oro en la que nos hemos metido.
Pero una cosa sí puedo decir, merece la pena leer el libro. Y no lo digo sólo porque cuente cosas de Granada (pocas de ellas son buenas, pero a mí me dan cercanía, claro), sino porque ver un poco el pasado cercano con los ojos de otro también abre un poco los propios. Aunque duela.

lunes, 8 de junio de 2015

Con las vacunas

Este año he tenido contacto con dos casos muy cercanos de gente que ha tenido que ingresar a sus hijos pequeños, de 7 y 21 meses, sin saber exactamente qué les pasaba, si se iban a curar y cuándo. En ninguno de los dos casos había una vacuna que lo hubiera podido prevenir, por desgracia, pero creo poder asegurar que cualquiera de ellos hubiera cambiado cinco minutos de pinchazo y un poco de fiebre como efecto secundario a cambio de la pesadilla de pasar días (o semanas) en el hospital.
El tercero de los casos sí fue una enfermedad para la que hay vacuna, pero el crío era tan pequeño que aún no tenía la edad para poderse vacunar y seguramente se contagió por un niño más mayor portador que no la había desarrollado. Tampoco es un buen trago para nadie.
Ya sé que a nadie le gusta que compare a niños con perros, pero como aún no tengo niños, es lo más que puedo hacer para ponerme en el lugar. Cuando a nuestra perra con tres meses le pusimos las cinco vacunas a la vez para poder sacarla con tranquilidad a la calle (sí, a los perros es normal tenerlos aislados hasta que se pueden vacunar para evitar el contagio), era tan pequeña y le dio tanta fiebre que se meó encima porque no era capaz ni de levantarse de su cama. Nos preocupamos mucho, obviamente, pero lo volvería hacer una y mil veces. Hay tantas cosas estúpidas por las que le podría pasar algo en cualquier momento, como a su hermano por ejemplo, que no me podría permitir la sensación de no haber puesto todo de mi parte para minimizar el riesgo.
Espero que dentro de unos meses pueda corroborar el sentimiento cuando me toque otra vez.
Peluche de anticuerpo de Giant Microbes