lunes, 31 de octubre de 2011

De familia y artes escénicas

El caso es que Madrid tiene muchas cosas buenas, y muchas cosas malas, como todo diría yo.
Por un lado se tarda mucho en ir de un lado para otro, siempre hay mucha gente y todos queremos hacer las mismas cosas los mismos días. Es por ello que nos ha sido imposible ir a ver El Rey León durante este "puente" (lo será para algunos, yo estoy escribiendo esto desde el curro), y parece previsible que no podremos ir tampoco en fin de semana el próximo mes.
Como no soy muy optimista con que termine el año viviendo en Madrid, me da pereza comprarlo para entre semana dentro de mucho, pero bueno, al final alguna entrada caerá.
También se cuece un Cirque du Soleil para diciembre, pero no os voy a decir qué espectáculo es, porque es exclusivo de Madrid y Moscú y seguro que me dejáis sin entradas.
El caso es que iba diciendo lo de las desventajas, pero también tiene muchas ventajas. Una de ellas es que dices "vale, no hay entradas para eso, ¿pero y para otra cosa?" y entonces te pones a mirar espectáculos en Madrid y te salen 451. De comedia 230 y al final acabas filtrando por mejor valorados o por conocidos, y acabas teniendo que elegir entre al menos cinco cosas que querrías ver y no sabes cómo aún no has visto. Una de ellas era el último espectáculo de Els Joglars, que ya lleva bastante tiempo en cartel y anunciado por las calles (véanse las farolas del parque de Canal), y que incluso ND reseñó en su blog hace tiempo (Hoy vamos a ver a Els Joglars), pero que al final entre unas cosas y otras no me había animado a ir a ver.
Maravillosamente, y al contrario que para lo otro, encontré entradas al 50% de descuento en Atrapalo.com, para cualquier sesión de esta semana, y en el patio de butacas, quedando un precio más que razonable. Muchos se meten conmigo por estas cosas, que si siempre voy buscando lo barato, que si blablabla, pero bueno, así soy yo y así me gratifico, otros chupan candaos, no?
Y por supuesto, cómo no, Madrid tiene una des/ventaja. Y es que todo está lejos, pero también todo está más cerca. Así que viendo el día que hacía y viendo que esto debe ser el tardío veranillo de San Miguel, cambiamos el plan de Museo del Prado/Thyssen/Reina Sofía por un día de pueblo, venao, conejo y perdiz. Ya van dos seguidos, pero es que nunca se sabe cuándo será el último de la temporada.
Ah, y cómo no, nos volvimos con una buena bolsaca de granadas. Sí, ja-ja-ja, la granaína se va al pueblo y trae granás. Pues no, mi pueblo es Cuerva y está en Toledo, bueno, uno de ellos. Es lo que tiene que tus padres se conocieran y te hicieran en Madrid.
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PS: Por supuesto todo esto es fruto de un caso agudo de Graduation Goggles, acentuado por la entrevista germana del viernes. Ya se me pasará y renegaré otra vez, tranquilos navegantes madrileños.

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