Llevamos días hablando del virus del coronavirus, de la enfermedad Covid-19, de infectados, tasas de crecimiento, etc. que al final parece que fueran meses.
Hasta hace poco no nos afectaba mucho, era algo que pasaba en China. Luego tuvimos unos casos en Alemania en la zona de Starnberg y nos dimos un sustillo, pero se aislaron rápidamente y parecía que estaba todo bajo control. Cuando la epidemia explotó en Italia, sin embargo, se sintió real y, de repente, era algo inminente que nos amenazaba a todos. Bueno, a todos no, a día de hoy hay mucha gente en Alemania que sigue pensando que es una simple gripe, que no hay que caer en el pánico y que tenemos un sistema de salud que va a poder con todos los casos graves de la UCI. Lo mismo que han creído todos los países desarrollados hasta ahora, y se han equivocado.
Oficialmente solo llevamos desde el sábado de semana de confinamiento en Baviera. El gobierno alemán quería ver qué tal se portaba la población el fin de semana, pero en Múnich se estaban haciendo Fiestas de la Corona en el río, como si nada, no se estaban cumpliendo las restricciones que se habían puesto la semana pasada en los parques, y el gobierno del estado federado decidió adelantarse.
Para mi gusto tarde, para otros demasiado pronto.
Nosotros empezamos una semana antes porque tenemos a uno en el grupo de riesgo. Viendo que las demás familias del Kindergarten no se lo tomaban en serio, que algunos amigos seguían quedando con gente para luego venir a nuestra casa, decidimos cortar por lo sano y aislarnos, un poco a la par de España. Es algo que ha pasado en la comunidad extranjera, cada uno se preocupa más bien según esté la situación en su país de origen.
Por ahora han permitido salir para lo indispensable y además salir a tomar el aire o hacer deporte solo o con gente con la que vivas, que da bastante margen para no volverse loco en casa.
Lo que peor llevamos es el teletrabajo con los dos en casa. Por suerte no les mandan deberes, ni nada, en realidad, no me quiero imaginar cómo es con niños de primaria, pero tampoco entienden que no se les pueda hacer caso durante la mitad del día a pesar de estar todos en casa.
A ellos no les importa mucho salir o no salir. El mayor ha aprendido a montar en la bici con pedales y al chico le hemos vuelto a sacar la bici sin pedales que ya le está bien, así que han aprovechado los buenos días que ha hecho antes de volver el frío.
Es una situación más bien estresante psicológicamente. Nuestra vida es casi igual, no solemos ver a nadie entre semana y, con tantos resfriados, hay veces que estamos en cuarentena voluntaria durante dos o tres semanas seguidas, como este febrero sin ir más lejos. Pero el saber que no puedes hacerlo es otro nivel, es un runrún añadido que te recuerda que no eres libre, que te tienes que concentrar en mantenerte a salvo y mantenerlos a ellos a salvo.
Nos hemos resfriado los cuatro. Seguro que no es nada, pero ahí está. Hasta que no se nos vaya del todo, no nos quedaremos tranquilos.
Por suerte tenemos a la perra para sacarnos, haga sol o frío con lluvia, y para recordarnos que todos los días son iguales y que lo importante es estar juntos.
A todos, bleib gesund!
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